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Vecinos y comerciantes exigen "que se haga fijo" al Sargento Provisional

Los residentes de la calle no quieren que pase a llamarse Sara Suárez Solís y piden "que las cosas se dejen como están"

Vecinos y comerciantes exigen "que se haga fijo" al Sargento Provisional FERNANDO RODRÍGUEZ

Severino Ortiz regenta una carnicería desde hace 36 años en la antigua calle Sargento Provisional y acababa de mandar rotular "un millón de bolsas de plástico" con esa dirección "justo antes" de enterarse de que la vía iba a cambiar de nombre para cumplir con lo exigido por la ley de la Memoria Histórica. Ahora su calle lleva el nombre de Sara Suárez Solís -escritora y profesora ovetense muy ligada al movimiento feminista- y Ortiz está que trina. "Tenemos tres carnicerías repartidas por Oviedo y por eso hacemos tantas bolsas. Cada una de ellas lleva la dirección de los tres establecimientos y con este cambio lo único que han hecho ha sido fastidiarnos", asegura.

A este carnicero le da igual que el término "sargento provisional" fuese empleado durante la Guerra Civil para denominar a los jóvenes con formación académica que se alistaban en el bando franquista y eran ascendidos rápidamente a militares con el fin de cubrir las numerosas bajas de oficiales que se producían durante la contienda. Y es que en su opinión, "nadie relacionaba el nombre de esta calle con Franco". Lo único que le importa es que "nadie ha contado con nosotros para tomar este tipo de decisiones" y que el cambio "trae consigo gastos para los comercios y problemas para los vecinos".

Severino Ortiz asegura que ya ha le han surgido los primeros "malentendidos" a consecuencia de la aplicación de la ley de la Memoria Histórica. "Mucha de nuestra mercancía nos llega a través de empresas de paquetería y algunos de sus repartidores ya trabajan con el nuevo callejero, con lo que se confunden y no dan con el sitio. La mayoría están acostumbrados a saber dónde estamos desde hace años y se lían cuando ven cambiado el nombre de la calle", señala Ortiz. "Todo esto es una decisión política que no es políticamente correcta", explica con una frase madurada y fruto del cabreo.

Carmen Catalina Iglesias, que tiene una tienda de ropa en la zona, también está enfadada con los responsables municipales que han tomado la decisión de ejecutar los cambios de nombre de las calles. "Me importa un bledo que el nombre de Sargento Provisional sea o no franquista. La historia está ahí y no se puede cambiar en función de las ideas de cada gobierno que llegue a tener el mando", denuncia Iglesias. Según sostiene, ni ella "ni nadie" sabe quién es Sara Suárez Solís. "No es por menospreciar la figura de esa mujer, pero no es que sea una figura reconocida y nosotros ya estamos muy acostumbrados al nombre de esta calle, que para mí seguirá siendo Sargento Provisional", recalca.

No en vano, a Carmen Catalina Iglesias también le supone un gasto el cambio de placa. "Tengo tarjetas de visita y otros productos personalizados con la dirección antigua, algo que me ha costado bastante dinero y que no me van a pagar los que han tomado esta decisión", sostiene. Para ella lo que hay que hacer es "hacer fijo" el nombre de Sargento Provisional y "que no se toquen las cosas con las que los ciudadanos están a gusto".

José Antonio Priede también es de los que pide "que las cosas se dejen como están". Este jubilado, que reside en la zona, considera que "nadie debería de acordarse ya del franquismo" y que la ley de la Memoria Histórica "no sirve más que para generar problemas". Según sostiene Priede, "está muy claro que algunos políticos tienen muy poco que hacer para ponerse a dar vueltas con estas cosas". Así, "mejor estaban trabajando para mantener más limpias las calles o para que en la ciudad existiese más seguridad".

Marcos Velasco es repartidor de Correos y no es de los más críticos con los cambios de nombre de las calles. "Considero que algunas están bien modificadas y que otras no recuerdan tanto al franquismo". Para él no va a suponer demasiado esfuerzo adaptarse a las novedades. "Tampoco es tan difícil porque por la zona en la que me muevo no hay muchos cambios, es sólo cuestión de aprenderse algún nombre nuevo", afirma. Lo que más le molesta es que la denominación de algunas de las calles sea tan larga. "Meten calles con nombres y apellidos y luego nadie se acuerda", dice.

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