El jefe de inspecciones oculares de la Policía Científica ha declarado esta mañana en la Audiencia Provincial que el pequeño Imran, encontrado muerto dentro de una maleta en el apeadero de tren de La Argañosa, "murió de manera brutal y tuvo graves padecimientos anteriores fruto de un maltrato continuado".

El agente aseguró en la sala de vistas que "nunca había visto nada igual, a mis compañeros se les saltaban las lágrimas". Según su relato, el cuerpo del pequeño "presentaba una rotura del fémur derecho, con una separación de tre centímetros, y una quemadura profunda en el muslo que tuvieron que generarle un dolor insoportable".

Estas lesiones eran antiguas, anteriores a lis golpes que le causaron la muerte. Este testigo concluyó en su declaración que los acusados, la madre de Imran y su pareja sentimental, manipularon la escena del crimes al intentar limpiar la sangre y trataron de ocultar el cadaver.

El cuerpo de Imran estaba limpio y llevaba una chilaba. Todo indicaba a un rito islámico. Además parecía amortajado, perfectamente envuelto dentro de una colcha