"El paciente sufre al saber su gravedad y también si ignora su estado; el dilema está en cómo actuar en cada caso". Lo dijo ayer en el Club de la Salud de LA NUEVA ESPAÑA Rosa María Simó, presidenta del Comité de Ética para la Atención Sanitaria del Área IV, con sede en el HUCA, en una mesa redonda destinada a analizar la delicada línea que separa las cuestiones éticas de la práctica médica diaria. Y es que médicos, pacientes y familiares se debaten cada día en dilemas causados por el devenir de la enfermedad: ¿cómo actuar ante un niño gravemente enfermo o un anciano sin capacidad de decisión?, ¿debe informarse al paciente de la gravedad de su estado aunque la familia no lo desee? Son algunas de las preguntas frecuentes que los comités de ética deben responder, "siempre desde el diálogo, aconsejando y nunca imponiendo", como resaltó Simó. La pediatra Águeda García Merino, que trabaja en el centro de salud de Vallobín-La Florida de Oviedo, dio a entender que muchas veces los propios médicos dejan de salvaguardar el derecho a la intimidad de los pacientes "haciendo comentarios o moviendo papeles de un lado a otro; por eso, cuando la enfermedad entra en la familia, la vida se altera y necesitamos la brújula de la ética".

El Comité de Ética del HUCA fue pionero en los hospitales públicos de España y sufre los mismos problemas que el resto de los europeos. "Llegan pocas preguntas por escrito y en muchos casos la gente se retrae a la hora de hacernos consultas", indicó Laureano Alonso, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Cristina Vallina, enfermera del servicio de Atención al Usuario en el Hospital Monte Naranco, destacó la importancia de las cuestiones éticas en el trato a pacientes geriátricos, que en muchos casos llegan a cuidados paliativos. Vallina comentó que los pacientes con deterioro físico y mental no tienen poder de decisión, a menudo presentan cuadros confusionales y pueden necesitar medidas de contención, "algo que hay que pensarse mucho, ya que lo principal es preservar el respeto a su integridad y su derecho a la intimidad". Las dudas surgen también al plantear altas a personas sin familia e incluso ante el duelo y la muerte.