La sanidad pública asturiana modificará en las próximas semanas su horario ordinario de funcionamiento. De este modo, la tradicional jornada de ocho de la mañana a tres de la tarde se verá incrementada en media hora, hasta las tres y media. A cambio, se suprimirán los módulos vespertinos de dos horas y media semanales que los profesionales venían realizando desde hace cuatro años y que, en una amplia mayoría, les provocaban un notable rechazo. El Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) comenzará a funcionar de ocho a tres y media el próximo 3 de abril, lunes, según se comunicó ayer de forma oficial a los más de cinco mil trabajadores del centro sanitario.

Ahora, la gran incógnita se centra en el impacto de esta redistribución horaria sobre las listas de espera. Ya están sobre la mesa dos posturas. Una, la del Servicio de Salud del Principado (Sespa), cuyos responsables han difundido una circular para toda la red sanitaria regional según la cual el cambio horario permitirá, de forma global, aumentar un diez por ciento la actividad de operaciones, consultas y pruebas diagnósticas.

Los médicos no lo ven tan claro, y ya de entrada dan la voz de alarma sobre lo que puede denominarse "cirugías complejas", es decir, operaciones que por su dificultad suelen tener una larga duración, y son mucho más difíciles de encajar en un incremento horario de media hora. "El HUCA, por ser el hospital de referencia para toda Asturias, realiza muchas intervenciones de este tipo", coincidieron en señalar varios facultativos del complejo sanitario de La Cadellada.

Esta duda lleva de la mano a una pregunta: si hay operaciones que no caben en el horario ordinario, ¿qué se hará? "No lo sabemos aún. Le corresponde a la Administración darnos herramientas para solucionar ese tipo de problemas", señaló ayer un experimentado jefe de servicio del HUCA.

Como es natural, en una situación de esta naturaleza, la mirada se dirige de forma automática a las horas extraordinarias -peonadas, en el argot sanitario-, que en el caso del HUCA están estipuladas para un puñado de cirugías consideradas de especial complejidad, y que hasta la fecha se aplican con un criterio restrictivo. La cuestión no es sencilla para el Sespa. En primer lugar, porque las horas extra cuestan dinero a las arcas públicas. Y, segundo, porque no conviene olvidar que el anterior consejero de Sanidad, Faustino Blanco, se empleó a fondo en dos frentes: la erradicación de las horas extra y la extensión a las tardes del horario de funcionamiento de los centros sanitarios.

Esta última aspiración se plasmó en la implantación de los módulos vespertinos de dos horas y media cuando el Gobierno central presidido por Mariano Rajoy aumentó, en 2012, la jornada semanal de todos los empleados públicos de 35 a 37,5 horas. Por eso a las dos horas y media de prolongación se las llamó desde un inicio "horas marianas".

Conviene reseñar que los profesionales sanitarios están, en una inmensa mayoría, muy satisfechos con la redistribución de la jornada. Otros, en cambio, se temen que esta modificación horaria suponga perder dos horas y media semanales, en la medida en que el horario de trabajo de los médicos no está sometido a un control estricto y la media hora de prolongación diaria puede quedarse en nada.

"En general, la medida se acepta de muy buen grado. La jornada continua nos parece bien. El personal médico deseaba este cambio, que parece mucho más lógico desde el punto de vista de la continuidad del trabajo", declaró ayer a LA NUEVA ESPAÑA Alejandro Braña, presidente del Colegio de Médicos de Asturias y jefe del servicio de Traumatología del HUCA. El doctor Braña prefiere no explayarse demasiado sin antes conocer cómo piensa aplicar la Administración sanitaria este cambio organizativo: "Hay que analizar cómo se encaja en las mañanas la actividad que se hacía por las tardes. No es que sea imposible conseguirlo, pero requiere un diseño y una organización que no van a ser automáticos".

Más reticentes con el cambio se muestran los usuarios. "No entendemos cómo se toma una decisión de este tipo sin reunir antes al Consejo de Salud, donde están representados los ciudadanos. Nuestra asociación considera absolutamente improcedente una medida así sin antes informarnos de la productividad del sistema sanitario y de las listas de espera", enfatizó Susana Pérez-Alonso, presidenta de la Asociación de Usuarios de la Sanidad de Asturias (Asencro).