Oviedo celebra el Carnaval en Cuaresma, el viernes y el sábado próximos. Será un gesto transgresor para los amantes de mantener los rituales, pero sin duda agradecido para los estómagos porque la prórroga tiene algo muy positivo: permite disfrutar casi una semana entera del típico menú del Antroxu. Ayer fue el primer día en el que el pote, los frixuelos, les casadielles, el arroz con leche y las torrijas triunfaron en las mesas. La jornada, laboral en la capital, fue propicia para las citas gastronómicas de amigos y compañeros de trabajo. La celebración en familia queda reservada para el fin de semana, coincidieron en resaltar los hosteleros consultados por LA NUEVA ESPAÑA.

Vivimos todavía intentando cumplir los propósitos del año nuevo -perder esos kilos de más- y en tiempos de exaltación de la dieta. Aunque el menú es contundente, los clientes se mantienen fieles y repiten, como comentaba ayer Jesús Suárez, del restaurante Villa Principado, a la vista de las mesas ocupadas de su comedor.

Allí estaba, por ejemplo, dando cuenta de los exquisitos platos, un grupo muy singular de compañeros de trabajo que desde hace dieciséis años, cuando abrió el establecimiento, no se perdieron un Antroxu, "ni el resto de jornadas gastronómicas ovetenses", explicaba Javier Álvarez, el animado promotor del encuentro.

Una circunstancia a destacar: el intercambio culinario intermunicipal. Como en los concejos vecinos de Gijón y Llanera fue jornada festiva, numerosos comensales de afuera aprovecharon la coyuntura para acercarse a almorzar a la capital, resaltó Alberto Colunga, de La Pumarada. Para este hostelero, el hecho de que el menú se ofrezca entre semana ayuda a mantener una fuerte actividad en bares, restaurantes y cafeterías durante más tiempo, y no sólo los sábados y domingos, y contribuye a dinamizar el sector servicios local.