"Apuntamos hacia la excelencia educativa como base para la empleabilidad". En un mercado laboral cada vez más globalizado, destaca Antonio Muñoz, director del instituto Pérez de Ayala, es fundamental dominar los idiomas para trabajar y relacionarse con empresas del extranjero. Ése es el primer ingrediente de una receta que se complementa con el uso de las nuevas tecnologías y el impulso de la cultura, para ofrecer a los estudiantes una educación de calidad impartida en un ambiente de respeto y convivencia positiva.
"Somos el único centro de Oviedo con un proyecto bilingüe avalado por el British Council", explica Antonio Muñoz al tiempo que expone que sus alumnos, además de tener más horas de inglés, estudian este idioma en biología, tecnología y ciencias sociales. "Así es como realmente se aprende", señala. Este año, además, los estudiantes de tercero de ESO participan en un programa de intercambio con alumnos de la ciudad británica de Hull y seis chicos de segundo de ESO se van en marzo a Maribor (Eslovenia).
Pero en el Pérez de Ayala, que tiene unos 900 alumnos de Secundaria y Formación Profesional, no sólo se habla inglés. "Los alumnos trabajan muy bien y tienen muchas inquietudes", comenta María Antonia Fernández, profesora de francés, un idioma también "muy importante" para un centro que alberga tres aulas y otros tres laboratorios de tecnología. Todas las clases cuentan, además, con proyectores.
"Los usamos mucho", señala Manu García-Mendoza, mientras proyecta sobre la pizarra una serie ecuaciones que tiene en su ordenador. "La enseñanza ha cambiado y los chicos están acostumbrados a lo audiovisual", apunta el docente. La tecnología es uno de los pilares del centro, que conciencia también sobre los peligros que entraña un uso erróneo de dispositivos como los móviles. Ésa es una de las funciones del equipo de mediadores que dirige, en colaboración con una de sus profesoras, la alumna María de los Ángeles Arrojo. "Tratamos temas como el ciberbullying o la violencia de género", explica. Así, los alumnos más veteranos apoyan a los que menos tiempo llevan en el instituto: "Les explicamos, por ejemplo, cómo tienen que actuar en casos de acoso". Con el proyecto aula abierta, que funciona por las tardes, les ayudan también "a hacer los deberes y otras tareas". El Pérez de Ayala se abre así por completo a sus alumnos y también a su barrio, Ventanielles.
Además de los ciclos formativos de Peluquería y Estética, el centro cuenta con formación profesional básica en esas mismas materias para chicos que no han terminado la Secundaria. "Intentamos que reenganchen al mundo educativo y que puedan hacerse un hueco en el ámbito laboral, obtienen el título de auxiliar en peluquería y estética", indica la profesora Sagrario Suárez. En sus manos confían los usuarios de un geriátrico cercano y otras personas de la zona que acuden al centro para acicalarse.
La cultura tiene, asimismo, una gran importancia en el instituto. La revista "La Ventaniella", titulada en honor al barrio, se unirá pronto a Radio Pérez para completar los medios de comunicación de un centro en el que la biblioteca tiene una gran relevancia. Además de exposiciones, se celebran encuentros de lectura con el proyecto "Tejiendo palabras". "Hacemos punto, ganchillo o restauramos muebles mientras leemos o comentamos noticias", sintetiza Carmen González, quien coordina las actividades. En ocasiones reciben también a conferenciantes como Inés Illán, que ha dedicado su vida profesional a la enseñanza del latín en la Universidad de Oviedo. La cultura se convierte así en otra de las bases para lograr una excelencia educativa que apoye a los alumnos en su futura búsqueda de empleo.
