"Era un hombre conciliador, no revanchista, todo lo contrario de lo que se está haciendo ahora", afirmaron esta mañana varios amigos de Fermín Alonso Sádaba, presidente de honor de la Hermandad de Defensores de Oviedo, fallecido ayer domingo a la edad de 93 años. El funeral por Alonso Sádaba se celebró en la iglesia de San Francisco. Su único hijo, Enrique Javier Alonso González, muy emocionado, sólo pudo pronunciar una frase que bien podría adquirir formato de epitafio: "Fue una buena persona".

"Vivió una época especialmente trágica, de la que quiso guardar y defender la memoria que hoy llaman histórica, pero de otra manera", subrayó el párroco de San Francisco, Fernando Llenín, quien agregó: "Venía prácticamente todos los días a este templo a rezar ante el Cristo de la paz".

El médico Jaime Álvarez-Buylla destacó que el fallecido "era muy aficionado al fútbol, fue árbitro y juez de línea" antes de incorporarse al Instituto Nacional de Previsión. "Aunque no había nacido en Oviedo, era ovetense y oviedista hasta la médula. Llevaba a Oviedo en el corazón", enfatizó Álvarez-Buylla, quien mantuvo una larga relación de amistad con Alonso Sádaba cuando éste era administrador del Hospital Materno-Infantil de Oviedo, que formaba parte de la Residencia Sanitaria Nuestra Señora de Covadonga. "Ahí demostró la clase de persona que era: su inteligencia, su buen hacer y su bondad, un ejemplo de caballerosidad y de nobleza. En las reuniones, a veces agitadas, hacía el papel de pacificador porque era un hombre de concordia", indicó Jaime Álvarez-Buylla.

"Fue una persona muy entregada a la Hermandad de Defensores. Unos viven de la Hermandad, pero él vivió para la Hermandad", señaló una hija de otro defensor de la ciudad durante el cerco de la guerra civil española.

Tras el funeral, el cadáver de Fermín Alonso Sádaba está siendo incinerado en el tanatorio El Salvador. Aunque los defensores de Oviedo le ofrecieron la posibilidad de que sus restos descansaran en el panteón de este colectivo, él prefirió ser enterrado en el panteón familiar.

Alonso Sádaba nació en Menorca y su familia se desplazó a Oviedo cuando tenía un año. Lo hizo siguiendo la carrera militar del padre, que fue trasladado a la caja de reclutas del Gobierno Militar de Asturias. Cuando se proclamó la República, vivía en Santullano, junto al cuartel del Regimiento "Príncipe", pero para cuando estalló la contienda española se había mudado a la calle Postigo Bajo. Tenía entonces 13 años y pasó a formar parte del Frente Juventudes. Lo hizo, tras pasar unas pruebas, como jefe de centuria.

Poco después, durante el cerco a la ciudad, en 1937, le nombraron jefe de los enlaces. Vivió entonces una de las historias que recordaba con frecuencia. A finales de 1936, Fermín Alonso Sádaba mandaba a un grupo de chicos encargados de proteger los talleres de "Avance", donde se fundaría después LA NUEVA ESPAÑA. Como él mismo contó en las páginas de este periódico, estuvo presente el día en que se imprimió por primera vez: "El día 16 de diciembre se hizo una prueba y luego vi salir el primer número".