En torno a la una de la madrugada de ayer, cuando de la incineración y entierro de la sardina de Carnaval solo quedaban las cenizas y aún se celebraba la victoria del Oviedo frente al Cádiz, en el Paraguas se encendió otra hoguera. La plaza, una de los lugares más frecuentados por quienes practican el "botellón" en la ciudad, se convirtió en "una auténtica locura", tal y como relata un hostelero. Aunque destacó que las aglomeraciones de jóvenes bebiendo en la calle fueron "menores que otros años" y no hubo incidentes graves que lamentar, resaltó que en la madrugada del Antroxu imperó "la ley de la selva". Las zonas que habitualmente registran las mayores concentraciones, como el Paraguas, las plazas de Sol y Trascorrales y la calle Mon, amanecieron cubiertas de basura. Una resaca de residuos que indignó a los habitantes de la zona. "Desgraciadamente, esto es lo que pasa siempre", lamentó ayer Juan García, presidente de la asociación de vecinos del Oviedo Antiguo. El líder vecinal criticó la escasa presencia policial que se encontró de vuelta a casa, a eso de las 12.30 de la noche, cuando el "botellón" había tomado ya las calles. A la mañana siguiente "el barrio amaneció hecho un basurero". "Se comportan como salvajes", comentó Juan García, indignado, en alusión a quienes se reúnen para beber en el Antiguo mientras "los responsables políticos no hacen ni caso". Apuntó que los vecinos "llevamos años luchando porque se cumpla la ley" y se impidan este tipo de concentraciones. Y dejó un recado al Ayuntamiento: "Nadie está obligado a ser concejal ni Alcalde, pero son administradores de un bien público por un tiempo y están obligados a cuidar de él". La Policía Local, no obstante, reforzó el servicio con ocho agentes extra y no se registraron incidentes más allá de la suciedad y las molestias que este tipo de reuniones ocasionan para los vecinos y los servicios de limpieza. Con motivo de las celebraciones del Antroxu, además, las fuerzas de seguridad tuvieron que poner en marcha dos dispositivos especiales: uno debido al pasacalles de Carnaval y otro por el partido que enfrentó al Real Oviedo y al Cádiz. Las aglomeraciones que se producen en las zonas de copas, destacó el responsable de un local, generan "sensación de inseguridad". Añadió que "si pasase algo las asistencias tardarían en llegar, hay tanta gente en la calle que se dificultaría su acceso". Pero el "botellón" también tiene un impacto directo en la hostelería que se nota a la hora de hacer caja. Hasta "las 2.30 o 3.00" de la madrugada, muchos bares y discotecas, criticaron desde el sector, cumplen la función de "cuarto de baño". A sus puertas se consume mientras en los locales están medio vacíos.