Marián García, natural de Belmonte (Cuenca), es muy conocida en internet, en la radio, en la tele y en mil sitios más como "Boticaria García", nombre de su blog, que recibe multitud de visitas. Es autora del libro "El paciente impaciente", una recopilación de las anécdotas más divertidas vividas en su farmacia, y ahora saca otro, "El moco radiactivo", centrado en uno de sus colectivos favoritos, los padres primerizos. Casada, madre de un niño de seis años y de una una niña de cinco, actualmente trabaja en la farmacia de su padre en Mejorada del Campo (Madrid). Ayer intervino en Oviedo en las IV Jornadas eSalud Asturias, organizadas por la agencia Salud Social Media y la Asociación Renovacción Asturias, que se celebran en el Hotel Ayre.

- ¡Menuda trayectoria la suya!

-Yo tenía una farmacia en un pueblo de Cuenca de 500 habitantes, Villaescusa de Haro. Allí conocí, entre otras cosas, los efectos de los impagos de la Administración durante nueve meses. Luego, por razones diversas, entre otras de tipo familiar, me trasladé a Madrid a la farmacia de mi padre.

- ¿Su afición a comunicar?

-Tenía un blog de niños, de anécdotas divertidas, del que terminé cansándome y lo dejé. Pero tenía dentro el gusanillo del blog y de las redes sociales. Me di cuenta de que la gente venía a la farmacia comentando cosas que había visto en internet, y me daba rabia que hicieran más caso a los foros de cualquier cosa que a lo que yo les decía. Se me ocurrió hacer un blog de lo mío, de la farmacia. Fue al final de mi etapa en Cuenca. Procuré que fuera riguroso, pero que el santo y seña fuera el buen humor, y que la gente lo entendiera: como lo que contaba en el mostrador, pero por escrito.

- ¿Y después?

-A los dos o tres meses me propusieron integrar el blog en la revista de Ana Rosa Quintana. Y, casi en paralelo, escribir un libro de anécdotas de farmacia. La suerte fue que el libro funcionó muy bien, era divertido, anécdotas en tono amable, con tipologías de pacientes y de farmacéuticos (el farmasaurio, la farmapija...). Ahora estoy con Pepa Fernández todos los domingos en "No es un día cualquiera", en Radio Nacional. El chiste del supositorio lo he contado muchísimas veces.

- Pues una vez más...

-Una chica me dijo que se había comido un supositorio, y le pregunté que por qué había hecho eso. Me dijo que en la caja ponía "vía rectal" y lo más recto era por la boca.

- ¿Algún elemento especialmente propenso a generar situaciones divertidas?

-Me hace mucha gracia cuando me dicen: "Dame mis pastillas, ésas que son blancas y redondas", porque todas son así; o te dicen: "Ovaladas y rosaditas". La gente piensa que tienes que saber cuáles son. Un tipo de paciente que da mucho juego y mucho trabajo, por eso saco este nuevo libro, son los padres primerizos. Te llega una madre primeriza a la farmacia y empieza: "¿El chupete es mejor de látex o de silicona?"; "¿y la válvula de cuántas velocidades?"; "es que los azulejos de mi baño son verdes, entonces, ¿el termómetro del baño lo compro amarillo o tú crees que le combina mejor el azul?"; "y de estas colonias, ¿cuál crees que combinará mejor con la fragancia del bebé?". Señora, que está usted embarazada, hablar ya de la personalidad del bebé... Ojo, yo también he sido madre primeriza.

- ¿Confusiones simpáticas?

-Los nombres. Gente que te pide una suspensión "supersónica" en vez de "hipertónica". Otros confunden nombres con la comida, y te piden "Navidul" en vez de "Denubil". O alguien que quiere un medicamento genérico y te piden un genético, un transgénico...

- Usted hace guardias nocturnas en su farmacia. Una mina, ¿no?

-En una farmacia, la vía rectal y la vía vaginal dan mucho juego. A partir de las once de la noche todo es vía vaginal o rectal porque es lo que realmente mueve a la gente para salir de su casa; si no, no se mueve. Es sorprendente lo que es el falso pudor, el no querer llamar a las cosas por su nombre, y los nombres que se inventa la gente para decir dónde le pica y dónde no le pica. Te entra la risa y tienes que mantener el tipo como sea.

- ¿Un ejemplo?

-Una chica me dijo: "Es que me pica ahí". Le dije: "¿Pero ahí dónde?". Y me dice: "La pepitilla, arriba a la derecha". Realmente, la has entendido perfectamente, ha sido muy descriptiva. Luego dan mucho juego las dentaduras postizas. La gente se las saca, se las mete. Han llegado a pedirme un tubo de pegamento para la dentadura. "¿Tamaño grande o pequeño?". Saca la dentadura de la boca y la deja encima del mostrador. "Pues el que usted vea". "Yo decía el tamaño del tubo, su dentadura me da lo mismo".

- Ha conocido al paciente rural.

-Recuerdo uno que pedía "el agua colorá pa las gallinas". Como no tenía ni idea de lo que me decía le pregunté para qué la quería. "¿Pa que va a ser? Las gallinas se me escapan del corral y con el agua colorá yo me quedo descuidao". Pensé que podía haber algún liquido rojo que si se lo das a las gallinas no vuelan. Me inquietaba si sería legal venderlo. Y resultó que lo que quería era mercromina para pintar a las gallinas, porque no se borra y así, si se le escapaban al corral de la vecina, sabía cuáles eran las suyas.

- Usted es también nutricionista.

-La nutrición es todo un mundo lleno de mitos. Tenemos que estar mucho más formados que nunca. Ahora mucha gente dice que la leche es mala y dejan de tomarla, y empiezan a tomar bebidas de soja y de almendra sin tener intolerancia a la lactosa. Con respecto a los niños, antes se les iban dando cosas de forma gradual: primero verdura, luego la carne, luego el pescado... Y desde hace un par de años la evidencia dice que se puede dar de todo a partir de los seis meses.

- ¿Internet contribuye mucho al confusionismo?

-Sí, hay mucha "infoxicación", un exceso de información. Puedes encontrarte cosa muy rigurosas y auténticas barbaridades. Es muy importante la educación sanitaria. Hay páginas web muy buenas, como las de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Americana de Pediatría.