"¿Este chico quién es?", preguntó Marián Dávila, de Asturies con Bici, a los diez niños de entre 3 y 11 años que ayer participaron en una actividad para aprender a manejarse sobre dos ruedas. "¡Un ciclista!", respondieron los críos al unísono para afrontar luego otra pregunta: "¿Y qué lleva puesto?". "¡Un casco!", dijeron los pequeños, que tras repasar algunas normas de seguridad se desplazaron con la cabeza protegida a las cuestas del entorno del estadio Carlos Tartiere para aprender a montar en bici ante la mirada de sus padres.

"Es muy divertido y muy gratificante", dijo Marián Dávila, voluntaria de la actividad gratuita. Para ayudar a los niños en su iniciación al ciclismo, explicó, se bajaron los sillines y se retiraron los pedales. "Para que remen con las piernas y aprendan a mantener el equilibrio", apuntó la componente de la organización. Una labor en la que fue de ayuda la velocidad moderada que los críos lograron gracias a la pendiente.

"En una hora y media salen sobre dos ruedas", añadió David Ripoll, presidente de Asturies Con Bici, quien señaló la alta demanda: "A las cinco horas de abrir la inscripción ya se había llenado el cupo de participantes". Los adultos también disfrutaron ayer junto al Tartiere, "encantados" al ver cómo sus pequeños se divertían. Edu González y Ángeles Ordás acudieron a la cita para acompañar al pequeño Guille, de cinco años. Ambos son amantes del ciclismo y mientras ella agradeció la profesionalidad con la que se impartieron las lecciones, él esgrimió que "todo lo que sea aprender a moverse con la bicicleta es genial. Y si le gusta que siga". Si la pasión cuaja podrán realizar salidas en familia y "cuando crezca también puede ir el niño por su cuenta".