El tripartito llegó al Ayuntamiento de Oviedo con el propósito de levantar todas las alfombras y mirar en todos los cajones. Lo que no se esperaban en el equipo de Gobierno era que algunas de las "herencias del pasado" estuvieran bien organizadas en cajas en un almacén municipal. Pero limpiando una de las naves donde el Ayuntamiento conserva todo tipo de materiales apareció un "botín" procedente de los años dorados del gobierno del PP en mayoría: una vajilla de loza de San Claudio de aproximadamente unos 1.800 platos con los que se servían aquellas grandes comidas municipales en la época en que la plaza de Trascorrales era conocida popularmente como "el fartódromo" por este tipo de fastos.

Según ha podido saber este periódico, organizado en cajas y perfectamente embalado, el material descubierto ahora contenía además de la loza ya citada una cristalería bien surtida: copas de champán, vasos de tubo, copas de vino y copas de balón.

El equipo de Gobierno quiso dar salida urgente a todo este material y se puso en contacto con distintas asociaciones y servicios municipales para saber si alguna institución necesitaba este lote de platos y copas. Finalmente, el Cano Mata, gestionado por Cáritas, solicitó que se le cediera la vajilla y la cristalería, tanto para su albergue de transeúntes como para los pisos de acogida que gestiona.

La loza del fartódromo se ha convertido, así, en vajilla de beneficencia, a los pocos meses, precisamente, de que el equipo de Gobierno desmontara las cocinas que todavía seguían instaladas en la planta baja del consistorio. El alcalde Wenceslao López (PSOE) y sus socios en el gobierno ovetense construyeron allí dos nuevos despachos para celebrar las bodas civiles, después de que el salón donde solían realizarse estas uniones fuera destinado al nuevo servicio de Recaudación.

Las reformas del tripartito también han acabado con lo poco que quedaba ya del comedor que en la primera planta utilizaba con frecuencia Gabino de Lorenzo y que antes había sido el despacho del concejal de Hacienda. Su sucesor, Agustín Iglesias Caunedo, lo había convertido en despacho, y el nuevo equipo de Gobierno insistió en esos usos y logró construir allí otros dos espacios para Abogacía Consistorial.