La asociación vecinal de Ventanielles ha iniciado una campaña de recogida de firmas para solicitar en el Ayuntamiento que la rotonda que da acceso a la Carretera del Rubín -cercana al cuartel de la Guardia Civil- sea bautizada con el nombre de Oscar González Álvarez, un profesor de Educación Física fallecido en enero de este año que desarrolló buena parte de su carrera en el colegio del barrio y que ha dejado huella en el corazón de Ventanielles.

"Creemos que por su trabajo en el barrio, por su preocupación, por mejorar la calidad de vida y por inculcar valores a través del deporte en los alumnos que lo trataron se merece que una calle del barrio de Ventanielles lleve su nombre", recoge el texto publicado por el colectivo vecinal en la plataforma change.org con el fin de recoger apoyos para refrendar la iniciativa. "Pensamos que la rotonda es la opción más adecuada porque el resto de calles ya tienen nombre y porque está situada cerca del colegio en el que estuvo trabajando", explica Fernando Ibáñez, de la asociación de vecinos. Oscar González nació "en el Ventanielles rural", pero cuando tenía 7 años se trasladó con su familia a Gijón. Después de haber pasado por varias escuelas a lo largo y ancho de Asturias, González regresó a su lugar de origen e ingresó en el colegio de Ventanielles para iniciar el curso en el año 1974. "Desde su llegada al colegio no paró de luchar contra la burocracia reinante y con el propio equipo directivo del centro para conseguir unas instalaciones más dignas para la práctica de la actividad física. Con su tenacidad logró que cambiaran la superficie de los patios del centro de escombros de obra a asfalto marcado con pistas de diversos deportes", destaca la asociación vecinal. Además, "logró convertir unos sótanos llenos de basura y trastos viejos en un gimnasio donde se podía practicar tenis de mesa (con mesas encargadas en carpinterías por él mismo), gimnasia rítmica, trabajo de musculación, gimnasia de mantenimiento y otros muchos deportes".

Los vecinos creen que el profesor fallecido se merece un lugar en el barrio porque "inculcó en casi todo el alumnado una pasión por el deporte fruto del amor con el que impartía sus clases y el tesón que ponía en los equipos que fue formando". No en vano, puso en marcha equipos de atletismo y balonmano "con los que consiguió campeonatos regionales, de sector y grandes clasificaciones en eventos nacionales". Los que recuerdan a Oscar González Álvarez se refieren a él como "una persona excepcional".

Según afirman muchos de los que fueron sus alumnos, en su coche nunca faltaban zapatillas de clavos de varios números para que los chavales del barrio pudieran competir en igualdad de condiciones. Los vecinos de Ventanielles consideran que "su valía como educador y como persona" se merece un lugar de privilegio en el barrio. "No sólo se preocupaba de que todos sus alumnos hicieran deporte, sino que seguía sus estudios animándolos en todo momento a superarse. Quería que llegaran a la Universidad, y muchos de ellos lo lograron, de lo que él se enorgullecía", recogía este diario al día siguiente de su fallecimiento tras hablar con muchos de sus amigos.

Más que un profesor

Durante su estancia en el colegio de Ventanielles tampoco abandonó su formación. Se especializó en Ciencias Naturales y Matemáticas en la UNED. Tras diez años como profesor de Educación Física -y tras un breve paso por el recién inaugurado colegio Veneranda Manzano-, retornó a Ventanielles ya como profesor de Ciencias Naturales y Matemáticas. Estuvo en el colegio hasta el año 1989. Finalizado su periodo en el barrio, Oscar González pasó por varios centros escolares de Oviedo, como el Veneranda Manzano o el Buenavista II.

Los últimos años de su carrera como profesor transcurrieron en el departamento de Ciencias Naturales en el Instituto Aramo. "Fue mucho más que un profesor y por eso haremos todo lo posible para que se le conceda una distinción en Ventanielles", subraya el colectivo vecinal del populoso barrio ovetense.