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IES Doctor Fleming

Un gigante de la diversidad educativa

Los tres edificios del Doctor Fleming albergan 1.200 alumnos de Secundaria y ciclos formativos de Administración, Construcción, Electricidad e Informática

Varios estudiantes de Formación Profesional durante uno de los ejercicios prácticos.

Los alumnos de Formación Profesional, que representan algo más de la mitad de la población escolar del instituto Doctor Fleming, se están preparando para realizar sus prácticas en empresa. Y la directora del centro, María de la Merced López de Abechuco, firma en su despacho toda la documentación correspondiente. "En esta época del año tenemos siempre mucha actividad administrativa", destaca antes de señalar que, con unos 1.200 alumnos de ESO, Bachillerato y Ciclos Formativos, "este es un centro muy grande que tiene mucha variedad". Eso, opina la directora, "nos da diversidad y riqueza. Tenemos profesionales para todo dentro de la casa". Las clases de Secundaria y Bachillerato, unidas a módulos de las ramas de Administración, Construcción, Electricidad e Informática, generan "un valor añadido del que estamos muy orgullosos", apunta María de la Merced López de Abechuco.

Pero el Doctor Fleming no solo es un gigante por su tamaño -está dividido en tres edificios- y su número de alumnos. También tienen un gran peso los años de su historia. El edificio original, reservado para "los mayores" data de 1929 y alberga la Formación Profesional y las aulas de Bachillerato. Lo completan dos aularios junto al colegio Baudilio Arce que se han convertido en imprescindibles desde que en 1992 el centro comenzó a impartir clases de Secundaria.

"Gracias a la división de espacios podemos ofrecer una atención más especial", comenta la directora, que tiene su despacho en la construcción situada junto a la Facultad de Formación del Profesorado. Desde esta estructura se produjo la expansión del Doctor Fleming, que tiene el mismo nombre que la calle que discurre a su lado tras lograr el científico el consenso del consejo escolar cuando se dejó atrás la denominación de Instituto Politécnico Nacional. En ese mismo edificio, para el que el profesorado reclama un ascensor y otras reformas para mejorar la accesibilidad, está situada la biblioteca que los alumnos utilizan además como sala de estudio: "En épocas de exámenes son muchos los que vienen aquí a prepararlos", señala Amalio Menéndez, profesor responsable de las instalaciones. Los horarios del centro, que tiene turnos de clase a lo largo de todo el día y abre de ocho de la mañana a diez de la noche, amplían la disponibilidad de los estudiantes al espacio.

Los talleres tampoco paran. En uno de ellos, los chicos del grado medio de equipos e instalaciones electrotécnicas se preparan para el futuro practicando sobre un panel de sala, uniendo los cables de un sistema como el que se instala en las viviendas. Mientras tanto, los chicos de 1º de Bachillerato de la modalidad de Humanidades y Ciencias Sociales trabajan en un proyecto de investigación sobre un artista de su elección. En el caso de Sara Vidal, el pintor Jackson Pollock. "Lo escogí porque sus cuadros son diferentes y me gusta el arte abstracto", explica la alumna. La cultura, de hecho, es uno de los pilares del centro, que este año celebró la sexta edición de unas jornadas que se extienden a lo largo de varios días y que, dice la directora, son "una oportunidad para plantear problemas sociales y tratarlas con los alumnos". Las últimas, que tuvieron lugar en febrero, incluyeron un festival que sirvió a los chicos para demostrar sus capacidades para la música y el teatro.

Al pie del Palacio de Congresos de Calatrava se encuentran los dos aularios -uno de ellos prefabricado y conocido como "el Lego"- que completan el centro. La jefa de estudios adjunta Isabel Fernández explica que los profesores que tienen clases en varios edificios "aprovechan los recreos para desplazarse". En esta zona, el Doctor Fleming comparte espacio con el colegio Baudilio Arce, una situación con la que los padres están encantados. Al encontrarse los alumnos de Bachillerato y ciclos formativos en la otra parte del instituto, los chicos no conviven con jóvenes que pueden superar los 18 años y sus progenitores ven la Secundaria un ambiente muy apropiado, "una prolongación del colegio".

Muchas de las aulas, tienen además pizarras digitales y proyectores. Como la que utiliza la estudiante Tamara Fernández, de 1º de ESO, para resolver los ejercicios de francés que le plantea la profesora de Francés Ana Muñiz. O la que usan para seguir la partitura los niños que aprenden a tocar la flauta con María Méndez, profesora de música. Una apuesta por la innovación tecnológica por la cual responde el actual equipo directivo, que tomó las riendas del centro en el curso 2011/12. Al esfuerzo de la consejería suman fondos propios del Doctor Fleming con el objetivo de llegar a todas las aulas y "que todos los alumnos tengan las mejores condiciones".

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