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Una generación echa el cierre

Restaurantes, cafeterías y tiendas clásicas de la capital dejan a los ovetenses sin muchas de las referencias con las que han crecido y envejecido durante las últimas décadas

El personal de "La Goleta" en la década de los ochenta.

Primero fue la cafetería "El Pasaje", después de 40 años de actividad, y hace apenas una semana los restaurantes "La Goleta", después de 30, y "Casa Conrado", con 47 años de historia. También ha habido cierres notables entre los comerciantes, los más recientes los de la tienda de deportes "Master", con 35 años de recorrido, y la zapatería "Elián", con nada menos que 61 años de andadura. Más allá de las dificultades económicas, en la hostelería y el comercio ovetense se está produciendo un cambio generacional. Los establecimientos "clásicos", que conforman el paisaje vital de miles de ovetenses, están desapareciendo y, aunque también florecen nuevos negocios, entre muchos ciudadanos emerge cierta sensación de orfandad.

Los empresarios ovetenses achacan la cadena de cierres a los coletazos de la crisis económica, a la búsqueda de nuevos modelos de negocio y, en el caso del sector hostelero, a una reglamentación cada vez más restrictiva. Éste es el momento, sostienen los representantes del empresariado local, de reflexionar sobre la dificultades que tienen que afrontar los pequeños negocios y el escaso apoyo institucional con el que cuentan para salir adelante.

Desde la Federación Asturiana de Comercio (FAC) se reconoce que el sector "ha sufrido un grave castigo en los últimos años, por la pérdida de poder adquisitivo de las familias y por cambios en tendencias, costumbres de compra, la competencia agresiva... Todo esto ha conducido y conduce, sin duda, a la falta de ilusión en la continuidad de los negocios familiares". Las mismas fuentes precisan que "el entorno sigue siendo duro", a pesar de que lo peor de la crisis económica parece haber pasado.

"En muchas familias de comerciantes se buscan nuevos caminos, renovaciones con las que luchan por adaptarse a los gustos de los consumidores y a una nueva realidad comercial", añade el portavoz de la Federación.

La FAC maneja datos poco alentadores sobre el comercio ovetense. Desde el año 2009, las tiendas no dejan de cerrar, como media, a un ritmo del ocho por ciento anual. "La desertización es evidente", según la organización. Además, según sus registros, Oviedo ha perdido atractivo comercial frente a otras localidades del Principado. La FAC cifra esa merma en el once por ciento, evaluada en volumen de ventas.

Hay un problema de fondo, según la Federación de Comerciantes, más allá del cambio de ciclo vital entre el empresariado, que se materializa en jubilaciones y traspasos. Y el fenómeno no es exclusivo de Oviedo ni del sector comercial, según la FAC, sino que se reproduce prácticamente en todos los cascos urbanos españoles.

"Los momentos en los que se visibiliza más la situación por el cierre de algunos establecimientos emblemáticos, que a los ovetenses nos dejan una sensación de pérdida, también son buenos para reflexionar sobre el apoyo que merecen las pequeñas empresas de comercio y servicios, que nos sirven a pie de calle, día a día, invirtiendo en innovación y atención", manifiesta el portavoz de la FAC.

Los representantes del sector hostelero, agrupados en OTEA, la asociación de hostelería y turismo de Asturias, enfatizan que "en Oviedo se está produciendo un cambio de costumbres" entre la clientela; de este modo, "aunque hay más gente y más alegría en los locales, los números no acaban de cuadrar". "Antes había clientela todos los días, a todas horas", comentan. Es una cuestión, afirma su portavoz, de "rentabilidad económica".

"De los 36 establecimientos que en 2016 participaron en el certamen gastronómico 'Bocados del Cofrade', nueve han cerrado", señalan desde la asociación de hostelería.

Tampoco ayudan los cambios de reglamentación, que, según afirman, "aprietan al sector". OTEA se refiere a la prohibición de fumar en los bares, atendiendo a una normativa estatal, y a la ordenanza de terrazas, de ámbito municipal. Los hosteleros afirman que si quieren mantener sus negocios tienen que "pelearlo mucho más" y están abocados a ingeniárselas para atraer clientela: "Organizar actividades para que la ciudad tenga vida, atractivo, que venga la gente".

Dicen que la oferta es competitiva -calidad y precios comparativamente baratos- pero ya no basta con eso y hay que desplegar estrategias en las que se implique toda la ciudad.

"La Goleta", cerrada hace diez días, y "Casa Conrado", tres días después, eran dos establecimientos regentados durante décadas por la familia Antón, que hizo de la calidad de su cocina un estandarte. Primero fueron los tinetenses Conrado Antón Díaz y Jesusa Pertierra, fundadores de "Casa Conrado"; luego su hijo Marcelo Conrado Antón; y por fin la tercera generación, Laura y su hermano Javier Antón.

Estos últimos deberán decidir ahora sobre su futuro y el del local que ocupaba Casa Conrado, abierto a la calle Argüelles, y del que son propietarios. Quizás reabrir con un nuevo modelo de negocio, o vender o alquilar el bajo para obtener algún provecho de él. "No cerramos porque queramos, sino porque no queremos endeudarnos o deber dinero a la plantilla. Somos una familia", manifestaba Laura Antón en vísperas del cierre.

La zapatería "Elián" fue abierta por Antonio Martínez de Diego, hijo de un matrimonio de Sobrefoz (Ponga) que se estableció en la calle Palacio Valdés y abrió la tienda Calzados Pérez. El negocio pasó por varias manos, hasta que en el año 2003 dos matrimonios se asociaron y se hicieron cargo del establecimiento, especializado en calzado cómodo y de calidad, con clientela fija. Buena idea pero poco rentable.

El caso de "Casa Conrado" y el de "Elián" invitan a replantearse la forma de afrontar los negocios. Quizás ya no hay suficiente dinero ni tiempo para gastar ante una buena mesa o frente al mostrador de una zapatería. Quizás la competitividad y una demanda continuamente cambiante agote los modelos tradicionales, en los que el empresario responde ante sus trabajadores y ante el cliente.

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