Aseguraba la portavoz de la Banda de Música "Ciudad de Oviedo" que "este va a ser un concierto difícil". El de la despedida de Francisco Vigil Sampedro como director de la formación musical tras 25 años al frente. Puede que, efectivamente, haya sido duro para los cerca de cincuenta músicos que se dieron cita ayer en el Auditorio Príncipe Felipe, pero les salió redondo.

Para empezar, un patio de butacas abarrotado. En segundo lugar, un Francisco Vigil que lo dio todo, con energía juvenil, como si la emoción de la tarde le hubiera inyectado fuerza extra. Las niñas y chicas del cuerpo de baile "Vetusta" colaboraron a dar color a la sesión. En el reparto, mucha música española, con presencia de piezas bien conocidas de nuestra zarzuela, pero también clásicos contemporáneos como el Bolero o música de cine como Cabaret. No fue un concierto para entrar en cuestiones puristas sino para pasarlo bien y homenajear a un grande.

La banda habló con sus instrumentos y también, en forma colectiva, con unas palabras de agradecimiento a quien la dirigió con criterios de exigencia y honestidad. "Esta banda es tu banda. Estuviste en nuestras bodas, achuchaste a nuestros hijos, nos enseñaste a sudar tinta sobre un escenario y a ser profesionales. Tú hiciste grande la palabra maestro".

Y el Auditorio en pie. Y Francisco Vigil aguantando el tipo, que no fue fácil. La banda "Ciudad de Oviedo" le nombró director honorario, el Ayuntamiento de la ciudad le distinguió con una placa conmemorativa y el concejal de Cultura, Roberto Sánchez Ramos, subrayó que Vigil "deja un gran legado personal y artístico" porque a lo largo de dos décadas y media "este músico, pedagogo y ovetense ejemplar ha sido capaz de crear una gran familia" alrededor de su batuta.

En los prolegómenos del concierto se leyó un texto escrito por la profesora María Encina Cortizo, que resumía estos 25 años de presencia casi permanente en la vida de la ciudad desde aquellas fiestas de San Mateo de 1992 cuando la banda debutó el Día de América en Asturias. Desde entonces, cuatro discos y decenas de conciertos dirigidos por alguien que demostró "exigencia, entrega y dedicación". Cortizo asume que "se cierra un ciclo" pero lo hace con una esperanza como bandera: "que la banda Ciudad de Oviedo siga llenando de música calles y plazas" y que pronto podamos escucharla en el quiosco de la música del paseo del Bombé, varado en una obra eterna.

Era obligado, así que le tocó hablar a Vigil quien reconoce que "algunas veces exigí más de lo que debía". Pero había motivos: "Quería que esta banda fuera una de las mejores, y lo hemos conseguido. Gracias a todos por seguirme siempre y tan de cerca".

Vigil puso el listón alto y fue el motor de una cantera por la que pasaron cientos de músicos. Los regalos recibidos sobre el escenario se quedaron cortos en comparación con la ovación cerrada de un auditorio entregado a la causa, y con los músicos -sus músicos- puestos en pie.

El grupo de baile "Vetusta" tenía anoche una cita obligada porque la colaboración entre las dos instituciones ha sido recurrente. "Vetusta" aporta elegancia y limpieza, aunque ayer las bailarinas asumían que no iban a ser las protagonistas de un homenaje en el que participaron con entusiasmo. Gracias, maestro.