Las grabaciones de las cámaras de vigilancia del edificio de la delegación asturiana de Economía y Hacienda pueden ser la clave para identificar al hombre que secuestró a punta de pistola a un taxista la noche del domingo. El conductor del vehículo lo cogió como cliente en la parada de taxis de la calle Alonso Quintanilla pasadas las 21 horas, justo frente a los teleobjetivos de seguridad del inmueble, que apuntan a la vía. Por eso, los agentes de la Unidad Policial de Delincuencia Especializada y Violenta (Udev) analizan las imágenes de aquel día en busca del delincuente. Se trata de un hombre de unos 35 años, calvo o con pelo rapado y estatura aproximada de 1,70 metros.

El conductor víctima del secuestro permanece en el domicilio familiar de Oviedo tras haberse quedado de baja afectado y muy nervioso por lo sucedido. De unos 45 años, posee amplia experiencia en el sector del taxi, es el propietario de la licencia del vehículo -un Toyota Prius- y tiene un chófer contratado. Curiosamente, la noche de los hechos trabajó porque su empleado se estaba de baja por enfermedad.

La Policía Nacional mantiene abierta todas las hipótesis y una intensa búsqueda del secuestrador. Los agentes citaron el lunes al taxista en la comisaría de la calle General Yagüe para enseñarle fotografías de sospechosos con la esperanza de que reconociera al autor de su secuestro, pero el intento fue infructuoso. Además, la brigada Científica de la comisaría de Avilés analiza los restos encontrados en el coche tras recoger muestras en busca de huellas y ADN.Apoyo del colectivo del taxi

Un compañero de la compañía en la que la víctima presta servicio, Radio Taxi Ciudad de Oviedo, fue el encargado de llevarle a las dependencias policiales para que viese las fotografías. El colectivo ha cerrado filas en torno al secuestrado, que rechaza hacer declaraciones y trata de olvidar lo vivido en noventa minutos de carrera de Oviedo a Avilés pasando por una decena de concejos.

El secuestrador se montó en los asientos traseros del taxi en la calle Alonso Quintanilla y solicitó un servicio al aeropuerto. En ese momento, el conductor le envió un mensaje a su mujer para hacerle saber que iba a hacer la última carrera del día hasta Ranón antes de volver a casa. Minutos después, el cliente le encañonó y le amenazó con pegarle dos tiros si no hacía lo que le decía. Así, le obligó a parar el vehículo y meterse en el maletero para que él pudiese tomar el mando. Así, el secuestrador condujo hasta Cudillero, pero terminó desorientado y volvió a sentar al volante al taxista forzándole a ir a Avilés. La carrera acabó en la calle Fernández Balsera de esa ciudad. Antes de huir, el secuestrador amenazó al taxista con matarle si lo denunciaba y le robó dinero y el móvil. Ya sola en su vehículo, la víctima fue a la parada de taxis de la calle Doctor Graíño, contó lo que le había pasado a otros taxistas y alertó a la policía.