"El Oviedo, que ha marcado ocho goles en los tres últimos partidos, vuelve a parecerse así mismo y aleja cualquier fantasma de nervios o agobios. El equipo de ayer se pareció al de hace un año: no deslumbra con su fútbol, pero pone en práctica un juego impecable en defensa, ordenado y fluido en el centro del campo y resolutivo en el área rival. Porque el Oviedo de ayer fue muy superior a un decepcionante Tenerife que a veces es presentado como una amenaza para cualquiera y que terminó fracasando en el Carlos Tartiere con dos goles en contra".