Para que nadie se quede fuera, además de dar la oportunidad de formarse a todos los que aún no tienen acceso a la educación, hay que cambiar los contenidos y la forma de enseñar. Renato Opertti, coordinador del programa de Innovación y de la oficina internacional de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), defiende que "las propuestas educativas deben motivar a los jóvenes y darles protagonismo". Para ello, destacó ayer en el XIV Congreso Internacional de Educación Inclusiva que acoge hasta mañana el Palacio de Congresos de Oviedo (Calatrava), hay que buscar un sistema con los profesores y sus alumnos como centro: "En los mejores sistemas, el docente tiene la capacidad de tomar decisiones efectivas y el alumno es protagonista".
- ¿Quiénes están aún excluidos del sistema educativo?
-Todos los grupos y personas apartadas de una oportunidad real de educarse. Lo que hace a un sistema inclusivo es su capacidad de generar oportunidades para todos.
- ¿Algún ejemplo?
-Grupos que hablan otras lenguas distintas a la principal y fundamentalmente grupos marginales desde el punto de vista socioeconómico. Pero también existe la exclusión cultural, que deja de lado a quien piensa distinto o se comporta de una manera diferente.
- Suena a problema eterno
-Lo es. La inclusión es un proceso permanente y con infinitas combinaciones. La exclusión tiene muchas caras. A veces también se deja de lado a gente porque no se reconoce que cada persona es un ser especial, diferente. A pesar de esta individualidad se les da una propuesta educativa que no conecta con sus necesidades.
- ¿Hay que enseñar de otra manera?
-Hay que tener propuestas que conecten más con los jóvenes, les motiven y les den protagonismo en el proceso de aprendizaje. No se trata de que el currículo les atiborre de contenidos, sino que le plantee situaciones y problemas que tengan encarar con competencias clave para el siglo en el que viven. Hay que cambiar las dos cosas, la propuesta y también la forma de impartirla.
- ¿Qué medidas se pueden poner en marcha teniendo en cuenta los recortes que se han realizado en los últimos años en Educación?
-Las más importantes pasan por dar al centro educativo más responsabilidad y más autonomía. Los sistemas que mejor funcionan en el mundo son los que logran que el docente tenga la capacidad de tomar decisiones eficaces y que el alumno sea proactivo y protagonista. Por eso, más allá de las restricciones económicas, hay que crear un sistema en el que el docente pueda tomar las mejores decisiones posibles.
- Las nuevas tecnologías ofrecen muchas posibilidades pero su acceso, ¿es también un generador de exclusión entre los jóvenes?
-Las tecnologías de la información y comunicación son un medio de aprendizaje y tienen que servir para descubrir, apoyar y lograr el potencial de aprendizaje de cada niño. Son una herramienta muy poderosa para personalizar la educación. La programación, además, es el lenguaje de la vida. Los niños pueden dar instrucciones a un ordenador para que responda a sus problemas. Pero la tecnología puede transformarse en un elemento discriminatorio si se deja que sólo accedan a ella los que puedan permitírselo. Los gobiernos son responsables de que las tecnologías sean un medio de democratización de los aprendizajes. Si dejamos la tecnología a las posibilidades económicas de las personas, va a ser un elemento de crecimiento de la desigualdad. Un rol rector y garante del gobierno es hacer de la tecnología un medio para garantizar el aprendizaje.
