"La formación de estos arquitectos fue en los años treinta del siglo pasado", desvela el arquitecto Fernando Nanclares, que puntualiza: "Y en la arquitectura había de todo, pero también profesores que te introducían en la arquitectura moderna, abstracta, personalista. Eso empezó a triunfar ya en las décadas del diez y el veinte del siglo XX. O sea, esa característica de la abstracción está en el origen. No había ningún líder ni ninguna orden, ni en Madrid ni el Ministerio. Y algo sale de la formación de estos arquitectos: lo moderno", argumenta Nanclares en una de las muchas reflexiones que hizo ayer en el Museo de Bellas Artes de Asturias en la presentación de la exposición sobre un grupo de profesionales que, efectivamente, trajeron la modernidad a la arquitectura de la España oscura de la posguerra.

La obra de estos autores queda colgada en la ampliación del Museo hasta el próximo 21 de mayo bajo el título "De la calle al museo: Un recorrido por la arquitectura moderna asturiana de 1950 a 1965". Fernando Nanclares y Manuel Lombardero son los comisarios de la muestra, que protagonizan veintitrés arquitectos de ese periodo, en el que nació una arquitectura colorista y, como explica Nanclares, deudora de "la nueva abstracción".

La exposición es una prolongación del libro publicado en 2014 "Lo moderno de nuevo. Arquitectura en Asturias 1950-1965", de Nieves Ruiz y el propio Nanclares, donde se recoge este movimiento de posguerra que fue toda una revolución, "la edad de oro" de la arquitectura que logra "una reconexión de la región con la modernidad española e internacional".

Manuel Lombardero quiso ayudar a "empujar" esta exposición, pionera en Asturias, con la "idea de reflejar un tiempo muy luminoso en la arquitectura en un momento gris" y destaca lo "difícil que es encontrar arquitectos que tienden a hablar de sus pares, que es lo que han hecho Nieves Ruiz y Nanclares", precisó el cineasta. "Fue un momento muy brillante en la arquitectura, luminoso e imaginativo en un mundo gris. El relato que me llega de mi padre, Manuel Lombardero, y su amigo de toda la vida, Ángel González, es el de una Asturias muy lúgubre y descubro que existía una idea imaginativa y luminosa. Aquí está presente", puntualizó Lombardero.

La exposición, que se inauguró ayer por la tarde, está dividida en seis sectores y cuenta con 105 paneles, 52 documentos, 15 piezas de mobiliario, 8 obras de arte y un cortometraje, tal y como explicó en la introducción del acto el director del Museo, Alfonso Palacio, al que, además de los comisarios, acompañaron en la presentación Otilia Requejo, directora general de Patrimonio de la Consejería de Cultura, Roberto Sánchez Ramos y los vocales de la junta del Museo.

Las seis salas de esta exposición temporal describen esa "edad de oro" arquitectónica, comenzando por el citado prólogo imaginario hecho con las infografías de Nanclares y prosiguiendo con "La recuperación de la modernidad", donde se valora "la idea de la abstracción" y los materiales nuevos, como "la plaqueta de ladrillo roja", matizó Nanclares.

En el siguiente paso se exponen las "Nuevas cuestiones para la nueva modernidad", que definen el nuevo lazo con la tradición, en la línea del continuismo de los italianos. En la sección posterior se refleja el contagio por lo europeo dentro de una sociedad asturiana más aperturista.

El itinerario prosigue por "La arquitectura en las ciudades y villas asturianas", para concluir con el "Arte integrado en la arquitectura" y "El final del ciclo moderno". En el "Arte integrado en la arquitectura" se recogen las relaciones que establecieron arquitectos y artistas plásticos, como Paulino Vicente "el Mozo", Joaquín Rubio Camín y Antonio Suárez.

Además del citado mobiliario diseñado por Gómez Collado, que abre la exposición, la muestra incorpora a las fotografías una colección de diseños y croquis originales.