Este año no habrá caldo. El ágape que el Cabildo de la Catedral de Oviedo y miembros de la Corporación municipal venían acostumbrando a compartir durante los últimos cincuenta años después de la misa y procesión de Ramos, se ha cancelado. Al menos los canónigos no lo organizarán, como sí lo hicieron el año pasado, encargándose por primera vez de un encuentro que tradicionalmente venía organizando el Ayuntamiento.

El Cabildo no considera que sea exactamente una cancelación, sino, simplemente, una suspensión por inacción. "Nosotros no lo vamos a organizar", explicó el deán de la Catedral de Oviedo, Benito Gallego. El motivo, "que no hay buen ambiente".

Según se desprende de las palabras del deán, la celebración del caldín de Ramos dentro de la Catedral el año pasado fue un experimento que no salió bien. O al menos no dejó un buen recuerdo entre los canónigos. Así lo explica: "Había sido un poco una prueba, porque nunca se había hecho en la Catedral y nos resulta muy difícil. Y el ambiente que queríamos que hubiera no se consigue fácilmente. Al final, el año pasado fuimos motivo casi de escándalo. Que si unos vienen a misa, que otros dicen a la misa no voy, que si aparecieron al final, que si se forman grupitos y no es un buen ambiente. Nosotros tenemos otro ámbito, el caldo siempre había discurrido en un ambiente muy distendido y no queremos ser incordio para nadie ni menos que esto sea un motivo de disputa política. Así que hemos pensado que por ahora vamos a evitar todas esas cosas".

Benito Gallego no descarta que la costumbre del caldo se pueda volver a recuperar, pero no en la Catedral, donde afirma que no existe una sala acondicionada para este tipo de encuentros, ni dentro del contexto actual de relaciones entre la Iglesia y el Ayuntamiento. "Nos ha parecido que no tener el caldo era lo más prudente", sigue Benito Gallego, "pero no vamos a decir que nunca se hará, por eso digo que no es que lo quitemos, pero tenemos que ver otro ambiente, otra manera. Si no, lo que haríamos sería enquistar más determinadas posturas".

Con ese ánimo de enfriar las relaciones entre las dos instituciones, el deán de la Catedral concluye con un "que cada uno actúe con coherencia" y una incógnita sobre el futuro: "vamos a ver que da de sí este impasse".

El más inmediato pasa por la otra reunión tradicional entre la corporación municipal y el Cabildo, "las fresas", que se celebra el Domingo de Corpus. Según el protocolo estrenado el año pasado con el nuevo equipo de Gobierno, sería el Ayuntamiento el que invitaría, siete semanas después del Domingo Ramos, al Cabildo, pero queda por ver qué decisión toma ahora el tripartito con el plante de los canónigos.

La costumbre del caldo tiene su origen en un Domingo de Ramos especialmente destemplado y lluvioso en el que el alcalde Valentín Masip, a la salida de la misa en la Catedral y concluida la procesión, decidió invitar a los canónigos a caldo y pincho de tortilla en Casa Noriega. Desaparecido el local de los bajo del Palacio de Valdecarzana, donde hoy se encuentra la Audiencia, la costumbre se mantuvo, trasladada a distintas dependencias municipales. Gabino de Lorenzo fijó la celebración del caldo y de las fresas en Trascorrales. Aunque la del Corpus es una tradición anterior que se remonta a las épocas en que la Iglesia recaudaba diezmos y primicias y ofrecía al Consistorio las primeras fresas que se recogían en San Román de Candamo. Desde 1880 es el Ayuntamiento el que se encarga de invitar a fresas con nata al Cabildo.