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Un paseo por las parroquias ovetenses / Bendones (y 2)

La naturaleza se hace tradición

Las viviendas de estilo tradicional salen al paso entre parajes naturales que conservan toda su belleza intacta l La iglesia es de origen prerrománico

La primera aldea con que nos topamos en este lugar de "tránsito real" es Fozalguera. En el siglo XVIII, había una taberna que era propiedad de los vecinos. Como curiosidad, da que pensar lo de tránsito real y que en La Ventuca (Grandota, Naves) hubiese una venta, y en la ladera de enfrente una posada en El lugar de El Mesón (Cruces), y otra más en Vidayán. A dónde se dirigían ya lo sabemos: a Oviedo; por dónde venían no lo tengo tan claro.

Lo más probable es que desde que el puente de Olloniego, en 1676, se alejase del cauce y el tránsito por diversos pontones fuese precario y peligroso hasta 1780, año en el que se inauguró el del Portazgo, buscasen en Santa Eulalia de Manzaneda otro paso mejor. Algunos mayores lo escucharon a sus abuelos.

La verdad es que da gusto pasear por una carreterita en la que escasea el tráfico rodado, en la que impera el silencio, La paz tan solo se ve turbada por el saludo de un ciclista o los ladridos de un perro en la distancia. Claro que, como me llevo de maravilla con ellos, pronto se acerca uno de mediano tamaño, negro y blanco manchado de marrón, con níveos calcetines traseros y antifaz; compro su voluntad con un par de almendras, se tumba ante mí para que le rasque la barriga y, más que zalamero por si le cae otra chuche, me acompaña parte del recorrido. Muy pronto aparece El Bayón, algo más allá el desvío a Rozavillar; y la aldea de Llovera que muestra unos cuantos hórreos. En sus alrededores se localizaron restos del paleolítico.

Mientras avanzamos entre viviendas de tipo tradicional y unifamiliares la sierra del Aramo luce su esplendor. Un perro labrador blanco asoma tras una verja que al lado mantiene un azulejo con la leyenda "Pájaro Azul". Quizás se refiere a la Fundación (ONG) asturiana que, fundamentalmente, desarrolla su gran labor en Kinshasa (República Democrática del Congo), con un centro de atención a enfermos mentales y otro proyecto con niños de la calle. De seguido alcanzamos el cruce que nos conduce a Limanes, Faro, La Grandota Aviño y Naves. Al este de la carretera AS-243, se encuentra la vecina parroquia de Naves presidida por el privilegiado mirador de La Grandota.

Otra entrada en dirección a Bendones se realiza desde El Cruce, asimismo, siguiendo la AS-243. Tras disfrutar de unas panorámicas inmejorables de Oviedo y su entorno, en El Fresno observamos un bello muestrario de viviendas unifamiliares, con edificios de tipo tradicional arracimados en torno a la carretera. A continuación llegamos a la aldea de Bendones desde la que, en principio, prolongamos la ruta en dirección a Tudela Veguín. Pronto nos encontramos con los restos de unas antiguas escuelas, noble edificio de tres plantas con numerosos balcones y curiosa decoración en la fachada principal. Un dolor que se encuentre en ruina cuando se pudo haber aprovechado en beneficio del pueblo.

Mi querido amigo Julio Concepción en "Diccionario etimológico de toponimia asturiana, explica que el topónimo "Polledo" -nombre que, al menos, reciben cuatro aldeas en Asturias- se refiere a un lugar soleyeru, muy adecuado para la recría de cualquier tipo de polluelos jóvenes silvestres. Mira por dónde se recuerda mí apellido.

Pues, en Polledo, pradería adelante, sale a saludarme un precioso pastor alemán. Su dueño, una amable persona con gana de charla me cuenta algunas cosas, entre ellas que siempre le hubiera gustado vivir en el edificio de las escuelas y, seguido, me indica el lugar en el arroyo de Bendones en donde hay una fuente con lavadero de la que no conoce el nombre, pero sí el topónimo de la pradería en que se encuentra: "prau" la Fuente. A Tudela Veguín 3 kilómetros, a Oviedo 5 y por su escasez hasta nos llama la atención porque ya no se ven, una vara de hierba; y Naves desperdigado por la ladera; y La Grandota con sus antenas en lo más alto; y por lo bajero, pegado a la carretera, Llano del río, perteneciente a Naves. Y ahora, en el centro neurálgico de la parroquia, nos queda la "joya de la Corona": Santa María de Bendones, y hacia ella nos vamos. Si bien antes hemos de recordar las palabras de Joaquín Manzanares con motivo de la conferencia que pronunció en el Real Instituto de Estudios Asturianos, en febrero de 1992, dentro del ciclo "Oviedo en el recuerdo":

"No podía yo, al respecto, tratar de otro tema más oportuno que el de mi aportación personal al conocimiento del reinado de aquel gran monarca, Alfonso II, puesto que -no siendo específicamente historiador si puedo, en cambio, enorgullecerme con justicia de haber contribuido, en forma directa e importante, a tal conocimiento; pues tuve la suerte de ser el protagonista de aquel tan afortunado suceso: reconocer en el lugar ovetense denominado Bendones y en las ruinas del templo parroquial, dedicado a Santa María, sus ignotas características arqueológicas que lo adscriben, incuestionablemente, al estilo y época del reinado de Alfonso II el Casto".

Y es que, para conocer la historia reciente de este templo, tenemos que remontarnos a tiempos tenebrosos, salvajes, estúpidos y fanáticos que tan poco dicen en favor de la especie humana, porque Bendones, durante la Guerra Civil, como tantas otras iglesias, fue reducida a un informe montón de escombros. Manzanares, que con los años se convertiría en Cronista Oficial de Asturias, a la vista de tamaño desastre en el solar asturiano, en 1947, se propuso visitarlas, una a una, para levantar acta de su estado. A Bendones no le tocó el turno hasta marzo de 1954, acaso debido a la escasez de citas en las fuentes documentales no se tenía constancia de su importancia, ya que pertenece al prerrománico asturiano. En el Libro Gótico del Obispo don Pelayo, que se conserva en el Archivo de la Catedral, se menciona, en el año 905, una donación de Alfonso III el Magno y su mujer doña Jimena a la catedral de San Salvador, escritura que remonta su construcción a la primera mitad del siglo IX. Manzanares dice: "sobre sus restos y escombros creció una maraña de vegetación salvaje". Pues, por lo que cuenta, la libró por los pelos, porque al expolio que algunos habían realizado con sus piedras para nuevas construcciones, en breve se habría consumado su total desaparición para alzar en su lugar otra iglesia de nueva planta. Detalla el creador del Tabularium Artis Asturiensis, refiriéndose a la conservación de dichas ruinas cuando él las conoció, de las que aún permanecían en pie dos de los cuatro muros principales de la zona suroeste de la nave y otras partes del templo: "inmediatamente de haberlas ojeado desde su interior, pude identificarlas como estrictamente sincrónicas con el gran templo Alfonsino de Santullano de los Prados". Por tan fausto motivo Bendones, Oviedo, Asturias y la historia del Arte están en perpetua deuda con Joaquín Manzanares. Fue declarada Monumento Nacional en 1958.

Como es tradicional en este tipo de templos la cabecera se encuentra orientada hacia el este y el pórtico de entrada al oeste. Planta de nave única, rectangular, con un recinto a cada ladoprobablemente con función de sacristía; cabecera tripartita, las laterales de menor dimensión; los techos disponían de armadura de madera, salvo la capilla mayor, con cubierta de bóveda de cañón sobre imposta, cada una de ellas iluminada por un hueco cerrado con celosía. En la capilla sur podemos observar el ara primitiva, el altar prerrománico más antiguo tras el de la iglesia de Santianes de Pravia. Sobre la central se halla la cámara supraabsidal, enigmático espacio característico del arte asturiano, al que no se penetraba más que desde el exterior; en este caso a través de un ventanal dividido por tres arcos de herradura en ladrillo, sostenidos por cuatro columnas y capiteles decorados con anillos escalonados y el clásico sogueado, dos exentas y las otras dos adosadas, todo ello enmarcado en un alfiz. En el interior destacan una pila bautismal de época medieval y un precioso confesionario.

El pórtico, con disposición análoga a la cabecera, con un compartimento a cada lado del nártex, que quizás fuesen utilizados para alojamiento de peregrinos. En el exterior, aunque muy cercana se levanta una torre rectangular, tal vez primitivo campanario. Sin duVale la pena vale rodear la iglesia, contemplar su delicada estructura, detenerse a contemplar el testero, sentarse en el murete a gozar del entorno, y, cómo no, meditar sobre la burrez de la especie humana capaz de haber destruido una riqueza arquitectónica como la que tenemos a la vista. Pensar en la sensibilidad de otros seres que fueron capaces de rehabilitarla, y reprochar, por no utilizar otra palabra más contundente y peor sonante, la indiferencia que sentimos hacia ella porque cómo el otro día me decían allí mismo?, juzguen ustedes mismos: El tejado está en infernales condiciones, en cuanto el aire sopla con un poco de intensidad las tejas vuelan una tras otra.

En la última reparación, al levantar algunas, como toda protección, se encontraron con un plástico entre la cubierta y la madera lo que permite penetrar el agua por todos los rincones, así continúa y por ello está totalmente podre la techumbre. Ya sé que no es Santullano pero debían cuidarla como se merece. Para no faltar a la costumbre nos vamos al Diccionario de Madoz (1845), para ver lo que decía de Bendones: El término confina con la de Santa Eulalia de Manzaneda y San Esteban de Cruces: abundantes fuentes fertilizan su escaso pero buen terreno. Los caminos son locales y malos. Produce maíz, trigo, escanda, algunas legumbres y frutas con especialidad manzanas; cría ganado vacuno, lanar, caballar y de cerda: caza de liebres y perdices, y disfruta de alguna pesca. Industria: la agrícola, molinos harineros y telares para telas de lino y lana que elaboran las mujeres. Cuenta con 39 casas. Población: 38 vecinos, 185 almas. Y para finalizar la clásica recomendación: para conocer a fondo nuestras raíces no queda más remedio que patearlas. Si queremos disfrutar realicemos con calma y a pie los recorridos. Por cierto, vayan pertrechados de víveres y agua; si mal no recuerdo en toda la parroquia de Bendones no existe ni un solo chigre.

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