Cientos de personas, entre ellas un gran número de niños y niñas de todas las edades, arroparon ayer al paso de la Borriquilla en una mañana soleada. Un Domingo de Ramos en el que los fieles de San Pedro de los Arcos se volcaron con la primera procesión de Semana Santa. "¡Nunca hubo tanta gente!", decía el comentario generalizado de muchos de los asistentes, satisfechos con la convocatoria.

La Cofradía de la Borriquilla, que también es la más joven de la ciudad, es la artífice de este éxito. Un cuarto de hora antes de que las campanas de la iglesia dieran los once tañidos, la amplia explanada del templo parroquial ya estaba llena de fieles que querían ver de cerca la salida de la Borriquilla del templo. En esta ocasión, con la novedad, además, de que Jesús fue vestido de hebreo, con una vistosa túnica de color rojo.

El paso, a la salida de la iglesia portado a hombros por mujeres y hombres cofrades, fue recibido con las palmas de los niños y los ramos de laurel de los mayores agitándolos en alto mientras la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de la Piedad empezaba a tocar la primera marcha procesional.

De esta manera comenzaba la procesión que durante dos horas recorrió las calles del entorno de San Pedro de los Arcos, encabezada por niños con sus hábitos azules, que es el color de la cofradía; delante de ellos iba un pequeño moviendo el incensario.

Sobre la una de la tarde la procesión regresaba de nuevo a su iglesia después de recorrer cinco calles de la parroquia, con sus respectivos descansos, marcados por el capataz, por el esfuerzo que supone llevar a hombros un paso como éste.

"Somos la única cofradía de Oviedo que salimos a procesionar descubiertos, y lo hacemos de esta manera porque, además de ser penitenciaria también es triunfal, por el domingo de Ramos", explicó la hermana mayor, Noelia San Millán. "Nuestra procesión es alegre porque cuando la celebramos aún no llegamos a la pasión de Cristo", resumió. Bajo el sol, la cofradía cerró una gran mañana que también lo fue para toda la parroquia y para la catequesis, donde nació la Borriquilla.