Entre los trescientos cofrades de la Hermandad del Nazareno hay muchos niños, cada vez más. Muchos de ellos salieron ayer en una de las procesiones con más tradición de Oviedo, la que desde la iglesia de Santo Domingo recorre el casco antiguo de la ciudad para llegar ante la Catedral, donde dispuestos alrededor de la plaza, rezan el vía crucis. Esta Semana Santa lo han hecho con la noche ya bien entrada, porque la procesión comenzó con retraso cerca de media hora de retraso y avanzó lentamente por su itinerario.

Cientos de devotos siguieron el avance de la procesión durante las primeras etapas y a la altura del Ayuntamiento la gente formó un apretado pasillo para verla. La expectación fue declinando a medida que avanzaba la noche, tal vez por el retraso con el que llegaban los penitentes o por el frío que se iba haciendo mas intenso.

Este año, para darle mayor vistosidad a la marcha, los hermanos decidieron que el Nazareno saliera a hombros desde el interior de la iglesia de Santo Domingo, en lugar de hacerlo desde el claustro del convento. Para hacerlo, los cofrades pasaron los últimos meses entrenándose, ya que por la altura del trono y la imagen, deben agacharse al pasar por la puerta y eso requiere habilidad y fuerza. De ello fue testigo la multitud que esperó en la plaza de Santo Domingo el arranque de la procesión.

El trono del Nazareno, que la devoción popular conoce como el Señor de Oviedo, había sido decorado con claveles rojos, que fueron costeados con las aportaciones de los devotos, a través de una cuestación popular.

Encabezando la procesión y marcando el paso fue la banda del Regimiento Príncipe, acuartelado en Cabo Noval y cofrade de honor de la Hermandad del Nazareno. Soldados del regimiento escoltaron al Nazareno durante el recorrido y acompañaron su camino por la ciudad.

El la procesión del Nazareno participaron los hermanos de la Cofradía de Nuestro Señor Jesús de la Redención, vestidos con túnicas negras con ribetes rojos, como los capuchones que les cubrían el rostro. Las teas ardiendo con las que caminaban y las cinco cruces de madera con las que cargaban, cada una con una palabra o una imagen vinculada a la Pasión de Cristo, hacían aún más sobrecogedor su aspecto.

Al entrar en la calle Fruela la banda del Regimiento Príncipe entonaba "La Saeta". En ella marchaban trompetas, tambores y gaitas. A partir de ese tramo la expectación de la gente disminuyó, las aceras estaban más despejadas. Llegados a este punto, a los nazarenos de Oviedo les quedaba aún más de la mitad del recorrido por hacer, además del rezo del vía crucis.

El trono del Nazareno salió este año a hombros, lo mismo que el pasado. Veinticuatro hermanos cargaron con los quinientos kilos del trono, más otros tantos de la imagen, las luminarias, las flores y los faldones del paso. Este uso se inició el año pasado, porque antes el Nazareno procesionaba sobre ruedas.

Los niños fueron salpicando toda la procesión, a cara descubierta y con la túnica morada de los penitentes. Unos llevaban una bandeja con la corona de espinas, los clavos y otros símbolos de la Pasión, otros les escoltaban, los había cargados con un cesto de flores y otros caminaban de la mano de los adultos, unas veces en grupos y otras de uno en uno.

La banda del Santísimo Cristo de la Piedad de Oviedo cerró la procesión, de la que también formaban parte el párroco de Santo Domingo, José Antonio Rodríguez y otros dominicos.

Los cofrades de Santo Domingo cuentan que el culto al Cristo del Nazareno está documentado en Oviedo desde 1622. Se empezó venerando en la capilla de San Cipriano, que estaba en la Puerta Nueva Alta; luego pasó a Santo Domingo y de la procesión se tiene constancia desde 1860. La Señora de Oviedo se venera unas calles más allá y es la Virgen de los Dolores, cuyos orígenes está en 1652. Son las procesiones con más raigambre en Oviedo.