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CAMILO JOSÉ CELA CONDE | Escritor, catedrático de Filosofía del Derecho, ofrece dos conferencias en Oviedo, hoy y mañana, en el centenario del nacimiento de su padre

"Camilo José Cela era capaz de tirarse a la piscina y arriesgar su carrera en cada libro"

"Mi padre creó un personaje que estaba en las antípodas de su manera real de ser y que se volvió en su contra"

Cela Conde, con una imagen de su padre al fondo. DIARIO DE MALLORCA

Elena FERNÁNDEZ-PELLO

Camilo José Cela Conde (Madrid, 1946) lleva con soltura ser el hijo de uno de los escritores con más genio de las letras españolas y uno de los personajes más controvertidos de su época. Él también se ha dedicado a la literatura, incluso ha publicado un par de novelas, pero reconoce con resignación y cierta sorna que el talento literario no se hereda. Colabora con sus artículos en los periódicos del grupo editorial Prensa Ibérica, al que pertenece LA NUEVA ESPAÑA, y es catedrático de Filosofía del Derecho, Moral y Política de la Universidad de las Islas Baleares, donde reside desde hace años. Actualmente, ejerce como profesor invitado en el campus universitario de California. Esta semana está en Oviedo para hacer un singular ejercicio como conferenciante, con un programa doble. Hoy intervendrá en la Cátedra Emilio Alarcos Llorach, a las 20.00 horas en el Paraninfo de la Universidad de Oviedo, con "El taller del escritor", y mañana en el Club Prensa Asturiana, con "La mirada del lobo", en un acto organizado por la asociación cultural Tribuna Ciudadana. La de hoy, según él mismo adelantó, tiene un carácter más técnico; la de mañana abordará "el aspecto más humano, el de ese Camilo que se mueve entre dos mundos: el de sus primeras novelas y libros de viaje, que él llamaba el vagabundo, y el de los grandes premios".

- Con la perspectiva que da el tiempo, ¿cree que su padre tiene la consideración literaria que se merece?

-Tras la muerte de mi padre se produjo un fenómeno un tanto extraño, que fue la pérdida de su valor como escritor, devorado por su valor como personaje, sobre todo tras la recepción del premio Nobel. En el centenario, que se celebra entre el año pasado y éste año, en la Fundación Camilo José Cela queríamos recuperar la figura del creador de parte de la mejor literatura del siglo XX en España. Era algo que estaba en el aire: quienes se interesan por Camilo José Cela Trulock se interesan por su literatura, no por el personaje.

- ¿Tanto lo cambió el Nobel?

-Eso sucede en casi todos los casos en que se recibe el premio: quien lo tiene se convierte en un icono. Se suele conceder muy tarde, a una obra ya completa y en un momento en que uno ya ha hecho casi toda su obra literaria. En términos históricos lo que cuenta son las obras.

- ¿Qué valor da a su padre en el contexto literario español?

-Camilo José Cela fue un punto de inflexión en las letras españolas. Todo cambió tras la publicación de "La familia de Pascual Duarte". A partir de ahí, libro tras libro fue dándole una vuelta de tuerca y su influencia ha sido inmensa desde los libros de viaje a las novelas, en unos momentos dificilísimos para la literatura.

- ¿Tuvo problemas con la censura?

-Él trabajaba en el departamento de censura, se ocupó de una revista de farmacéuticos y una obra religiosa, así que no debieron llevarle mucho esfuerzo. A la vez tenía prohibidas "La colmena" y "La familia de Pascual Duarte", y le expulsaron de la Asociación de la Prensa. Mi padre era una suerte de síntesis, de paradojas y contradicciones, lo que se supone que construye la literatura.

- ¿Un superviviente?

-Eso lo eran todos entonces, lo difícil para ellos era llegar a la mañana siguiente.

- Ha titulado su primera conferencia, la de la Cátedra Alarcos, "El taller del escritor". ¿Qué aprendió usted sobre literatura en el taller de su padre?

-En vista de los resultados no aprendí nada, tuve buenos maestros pero calaron poco. Sólo puedo decir qué es lo que me gusta y qué lo que no me gusta. Uno se mueve en un mundo de intuiciones.

- ¿Qué convierte a un escritor en un genio?

-En el caso de mi padre, en el manejo del idioma era un maestro, era un escritor capaz de romper con la tradición y de tirarse a la piscina, arriesgando la carrera en cada libro.

- ¿Siempre buscando ir más allá?

-Nunca volvió a publicar nada similar a "La familia de Pascual Duarte". "La colmena" también trata sobre la angustia humana frente al disparate de la vida, pero de otra manera totalmente diferente a la primera. Siempre iba más allá. Camilo José Cela estaba en una continua búsqueda de la vanguardia, vivía en la disconformidad literaria.

- ¿Usted se ha reconciliado con la imagen provocadora y de polemista de su padre en sus últimos años?

-Camilo José Cela creó un personaje que estaba en las antípodas de su manera real de ser y que se volvió en su contra. Wilde decía que el riesgo de disfrazarse de fantasma es que llegas a convertirte en un fantasma. En una de las primeras entrevistas que le hicieron, después de la publicación de "La familia de Pascual Duarte", le pedían que mencionara media docena de escritores de talento y él contestó: no puedo porque no existen. Empezó a construir esa imagen pública desde el primer momento. De François Mauriac decía que le parecía tonto. Eran palabras destinadas a provocar. El problema empieza cuando se convierten en lo más importante, en lugar de la obra literaria.

- ¿Las generaciones actuales pueden valorar la obra de Cela en su justa medida o aún ha de pasar tiempo para hacerlo con perspectiva?

-Las obras dependen de los lectores y cada generación tiene que hacerlas suyas. Hay que darles la oportunidad de leerlas y hay que dejar pasar un tiempo para que se serenen las partículas en suspensión que son una vida. Yo estoy seguro de que los profesores de Literatura pondrán a Camilo José Cela muy arriba en la historia de las Letras. Pero más que si se leerá "La familia de Pascual Duarte" o cualquier otra obra de Camilo José Cela la cuestión es si en el futuro se leerá, sin más.

- En Oviedo, usted intervendrá en actos organizados por entidades vinculadas a dos amigos de su padre, como son Emilio Alarcos Llorach y Juan Benito Argüelles.

-Los dos fueron grandes amigos y colaboradores: Juan Benito Argüelles fue su secretario personal durante un tiempo y de Alarcos recibió grandes aportaciones. Sé que esa relación personal es la única razón por la que voy a dar esas conferencias en Oviedo: porque soy hijo de Camilo José Cela.

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