La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

JAVIER PAREDES NACHÓN | Consultor ovetense afincado en Turquía

"La democracia anterior a Erdogan en Turquía no era precisamente ejemplar"

"Desde nuestra perspectiva europea no podemos calibrar lo que sienten los turcos, con tres millones de refugiados en su frontera"

Javier Paredes Nachón. IRMA COLLÍN

El ovetense Javier Paredes Nachón, socio director de Conexio Consulting en Turquía -una consultora para empresas extranjeras principalmente, aunque también con intereses comerciales e inversiones-, acaba de llegar de este país, desgarrado políticamente por el referéndum que incrementa los poderes del presidente Recep Tayyip Erdogan. Paredes, que lleva doce años entre los turcos y se siente muy integrado en el país, hasta el punto de que dice conocer más Turquía que España, pide no juzgar la situación política de este país con parámetros europeos, aunque cree que el resultado del referéndum está en la línea de lo ocurrido en países como Gran Bretaña o Estados Unidos, que "han optado por extremos". Paredes comprende las razones de una población que lo primero que quiere es acabar con la incertidumbre económica y con la inseguridad que generan los atentados perpetrados al calor de la guerra en la vecina Siria.

-¿Hacia dónde va Turquía?

-Creo que es difícil saberlo. Turquía está siguiendo el camino de otros países occidentales, se está yendo al extremo. Hay una tendencia global, y lo vemos con el Brexit en Gran Bretaña, con la elección de Trump en Estados Unidos o con lo que puede pasar en las elecciones francesas. Si se le pregunta a la gente, contesta que lo primero que quiere es terminar con el terrorismo, con la inseguridad. Erdogan es uno de esos líderes de fuerte personalidad, controvertido, y que genera tanto adhesiones como rechazo. No se puede olvidar que es un país con unas fronteras complejas. No podemos calibrar desde nuestra perspectiva europea lo que es tener, desde que empezó la guerra de Siria, a tres millones de refugiados a las puertas, en la misma frontera. Ni juzgar las decisiones que toma un pueblo en esa situación.

-Parecía que Turquía era un bastión del laicismo y de la occidentalización.

-Punto abajo o punto arriba, el resultado del referéndum deja algo claro, que la población turca está muy polarizada. No podemos analizarlo desde la visión que podemos tener de Estambul o de determinados barrios de la ciudad, donde se aprecia una tendencia más occidental. Dentro de la sociedad turca hay muchas sensibilidades. Hay gente que dice que ahora, tras el referéndum, es cuando se siente más libre. La religión es un ingrediente más. No hay que olvidar que la Constitución es de 1980 y tuvo como origen un golpe de Estado. Quiero decir con ello que la democracia antes de Erdogan tampoco era precisamente un ejemplo. Erdogan ayudó a desarrollar la economía de forma enorme, también la clase media. El problema de la situación actual es que no hay partidos de oposición fuertes. Tienen un peso minoritario y dedican su tiempo a las peleas internas más que a unirse.

-¿Puede Turquía despedirse de una mayor integración con la Unión Europea?

-Fueron el primer país en solicitar la entrada en la UE en los años setenta. Pero en realidad en estos años no ha habido un interés por parte de ellos por caminar hacia una integración con Europa. Sí ha habido un interés común por tener una relación preferente. Su candidatura ha servido como mecanismo de modernización, le ha permitido captar muchos fondos. El tema de la integración, que lleva parado desde hace años, entrará ahora definitivamente en el congelador.

-¿Se va romper el acuerdo sobre los refugiados?

-La realidad es que Europa ha subcontratado a otro país que le mantenga alejado el problema de los refugiados. Si tan inconveniente le resulta a Europa, ¿por qué no lo rompe? No creo que eso ocurra, ni por un lado, ni por otro, al menos a corto plazo. Otra cosa es que no creo que esta situación sea sostenible a largo plazo.

-¿Hay seguridad jurídica en Turquía? ¿Pueden arriesgar los empresarios en ese país?

-La seguridad jurídica es similar a la que veo en España, donde no sé si hay mucha o poca. Lo que ha pasado con las renovables en España, por ejemplo, no ha sido un buen ejemplo de seguridad jurídica. Turquía no es un mal sitio para entrar. Los problemas que puede tener un inversor no son muy distintos a los que puede tener en España.

-La situación económica actual no es la mejor.

-El Gobierno de Erdogan ha pasado por diferentes etapas. Turquía atravesó una crisis económica brutal que se llevó por delante parte del sistema bancario. Erdogan aplicó una serie de reformas que trajeron mucha inversión. El año 2016 ha sido muy mal año. Tiene que ver con lo que ocurre alrededor, con la guerra de Siria. Ha habido muchos atentados e incluso un intento de golpe de Estado. La gente está dispuesta a cualquier cosa con tal de terminar con esta situación de inestabilidad. Hasta 2016, las cifras de inversión extranjera eran ejemplares. Quizá Erdogan emprenda ahora las reformas que se hacen necesarias.

Compartir el artículo

stats