El joven inculpado por el secuestro de un taxista en Oviedo el pasado 26 de marzo viajaba por el Norte de España perpetrando sus fechorías. El hombre, de 26 años y nacionalidad rumana, reside en Valencia desde hace diez años y después de actuar en Oviedo -donde recorrió hasta 10 municipios con el conductor encañonado- se dirigió a Galicia. Los días 29 y 31 de marzo actuó en Santiago de Compostela y el 1 de abril en Lugo, repitiendo el mismo "modus operandi", según fuentes de la investigación policial. La Policía Nacional lo interceptó en Gijón el pasado jueves y ayer ingresó en cárcel de Asturias. En el momento de su detención, H.B.H. llevaba encima una pistola, que resultó ser de balines y con la que habría cometido el secuestro, y un dispositivo Tasser de descarga eléctrica de alto voltaje.

Ayer, la titular del juzgado de instrucción número 4 de Oviedo dictó prisión provisional comunicada y sin fianza por robo con violencia y detención ilegal contra el acusado, con iniciales H. B. H. El hombre fue conducido a la penitenciaría de Villabona ayer tras prestar declaración en Oviedo, de donde salió hacia la una y media de la tarde.

El detenido solo respondió a las preguntas de su abogado, Miguel Fernández Arango, que a la salida del juzgado anunció que recurrirá la orden de prisión. La instrucción de la causa continúa en el juzgado de primera instancia e instrucción número 5 de Avilés, según indicó el letrado y confirmó la Policía Nacional.

La investigación, dirigida por la Unidad de Delincuencia Especial y Violenta de la Jefatura Superior de Policía (UDEV), se inició el 26 de marzo, cuando se produjo el secuestro. El relato policial arranca en la parada de taxis de la calle Alonso Quintanilla de Oviedo cuando, sobre las nueve menos cuarto de la noche, el ahora inculpado, cargado con una maleta, se sube a uno de los taxis, un Toyota Auris, y pide al conductor que le lleve al aeropuerto de Asturias.

Poco antes de llegar al destino el pasajero sacó un arma de fuego y ordenó al taxista que se dirigiera a Cudillero. A punta de pistola, según la Policía Nacional, y bajo la amenaza de "quitarle la vida", "actuando en todo momento con gran sangre fría", tomó los mandos del coche y condujo por esa zona hasta que, desorientado, volvió a poner al taxista al volante y le pidió que lo llevara hasta Avilés, donde lo liberó. En ese momento el taxista y su secuestrador llevaban tres horas rodando por las carreteras asturianas. El delincuente no olvidó llevarse su botín: 350 euros y el teléfono móvil del taxista.

El detalle de la maleta con la que se desplazaba el secuestrador hizo pensar a la Policía que el hombre podía abandonar Asturias, así que se extremó la vigilancia en los medios de transporte público, autobuses y trenes. Los investigadores accedieron a las cámaras de seguridad de la oficina de la Agencia Tributaria próxima a la parada de taxis en la que se subió el secuestrador y con la información que aportó la víctima lanzó un operativo de búsqueda en el que se coordinaron comisarías nacionales.

El taxista secuestrado, un hombre de 47 años, casado y con hijos, continuaba de baja esta semana, tratando de recuperarse de las heridas emocionales que sufre a consecuencia del traumático suceso del que fue protagonista.