"George Gamow, del que me declaro gran admirador, mostró por primera vez en 1928 el llamado 'efecto túnel' que ha sido la base de la generación de los microscopios sobre los que descansan los enormes progresos de la nanociencia y la nanotecnología de nuestros días". Así lo explicó ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA Jesús Ildefonso Díaz, catedrático de Matemática Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid y académico de la Real Academia de Ciencias, que impartió la conferencia titulada "Incertidumbre con alguna certeza parcial: potenciales singulares en mecánica cuántica".

El profesor Díaz aseguró que el trabajo pionero sobre potenciales discontinuos, realizado por Gamow, sólo se adelantó en unas semanas al efectuado por el inglés Gurney y el norteamericano Condon. Poco más tarde, a partir de 1930, otros autores, entre ellos Mott, que recibió el Premio Nobel en 1977, se adentraron en la materia. La ambigüedad, según explicó Díaz, aparece al suponer que "cuando la altura de esos potenciales crece hasta infinito el límite de las soluciones sigue cumpliendo la famosa ecuación de Schrödinger, pero esto no es así, tal como demostré en 2015".

La charla, dentro del ciclo de promoción de la Cultura Científica y Tecnológica de la Facultad de Química de la Universidad de Oviedo y la Real Academia de Ciencias, fue presentada por Susana Fernández González, decana de la Facultad de Química de la Universidad de Oviedo, quien puso de relieve la destacada trayectoria académica de Ildefonso Díaz, miembro de la Academia Europea de Ciencias, que fue director de la tesis doctoral del matemático asturiano Juan Luis Vázquez.

Díaz ha logrado demostrar que existen errores en algunas de las soluciones propuestas para la ecuación de Schrödinger, concretamente en los aspectos relativos al llamado potencial de paredes infinitas, un problema típico que aparece en los libros de texto, y que a juicio de Díaz, "muchas veces aparece mal resuelto". Schrödinger visitó España en dos ocasiones. La primera, invitado por Xavier Zubiri y Blas Cabrera, en el verano de 1934 y la segunda, en 1935, como conferenciante de la Real Academia de Ciencias.

El catedrático, que recibió en 2015 el premio Jacques-Louis Lions de Academia de Ciencias francesa, destacó, a lo largo de su intervención, el notable interés por las cuestiones científicas que siempre encuentra en Oviedo.