Los vecinos y comerciantes de la calle de la Argañosa no ven claros los cambios de tráfico que prepara el Ayuntamiento en el barrio. De entrada, creen que creará un caos en la circulación de vehículos por el barrio cuando juegue el Oviedo en el Carlos Tartiere. Casi nadie encuentra ventajas a que la calle Argañosa pase a ser de dirección única en sentido descendente desde su entronque con Alejandro Casona, de modo que se crearía una especie de circuito pues, para regresar hacia el centro urbano, quedaría, también en sentido único, la calle Martínez Cachero, junto a las piscinas del Parque del Oeste.

Además de no ver ventajas, el vecindario sólo encuentra inconvenientes. Miguel Fernández es carnicero en la Argañosa y no tiene claro que la propuesta del gobierno local sea la idónea. Por si finalmente se consuma, lanza una petición. "Si al final van a cambiar el tráfico, por lo menos que pongan un semáforo en el entronque de la calle Alejandro Casona con la de la Argañosa, para que la gente no tenga que dar un rodeo".

Un vecino del edificio Pórticos, Juan Carlos Mier, dice encontrarse entre los perjudicados por el cambio. "Viene mal, sobre todo, a los que vivimos al final de la calle, ya que no podremos llegar al centro con la misma facilidad que hasta ahora". Duda también de la capacidad de las calles del entorno para asumir el cambio. "Veo difícil que aguanten la afluencia de coches que hasta ahora sube por la calle de la Argañosa. Creo que se planteará un nuevo problema de circulación".

Julio Barril, otro vecino, aventuró problemas de tráfico cuando juegue el Oviedo en el Carlos Tartiere. "Creo que no lo han tenido en cuenta porque si fuera así se pensarían mucho el cambio". José Canel fue más resolutivo. "Si abrieran al tráfico la calle Marcelino Suárez para comunicar con Las Campas, no haría falta esto, que sólo origina molestias". No obstante, comentó que si el Ayuntamiento termina por aprobar este cambio en la circulación, "por lo menos que pongan un paso de peatones a la altura del portal número 72, ya que es el único entronque con otra calle que no lo tiene". La opinión de Francisco Trelles, propietario de un bar, es que prohibir la subida de automóviles por la Argañosa "es una atrocidad para los vecinos, que tendrán que dar un gran rodeo que es innecesario" para salir del barrio.