"La fibra es algo así como la escoba del organismo, pero para hacer bien su trabajo necesita agua que ayude a retirar los residuos". Rosa Ana González, técnica en Nutrición y Dietética, especialista en cuidado de la piel y nutrición externa e investigadora en el ámbito de la nutrición, intervino ayer en el Club de la Salud de LA NUEVA ESPAÑA y ofreció diversas pautas para aprender a adquirir buenos hábitos a la hora de alimentarse.

González, que estuvo arropada por el público que llenó la sala para escucharla, rompió algunos mitos, como ese que preconiza que la obesidad se hereda de padres a hijos. "Cuando existen antecedentes familiares de sobrepeso la genética influye en un 30 %, el resto lo define el estilo de vida que llevamos", aseguró.

González, que también se dedica al coaching nutricional, llamó la atención sobre lo vital que resulta aprender a comer bien desde los primeros años de vida. "Cada vez detectamos mayores niveles de sobrepeso y obesidad, debido a que llevamos una vida acelerada, malcomemos y tendemos a consumir productos preelaborados".

La especialista esquivó la tentación de condenar al ostracismo algún alimento concreto, "todo es saludable en su justa medida; el problema es encontrar esa mesura". Y ahí es donde aparecen los problemas. La clave para acertar está en combinar de forma adecuada los alimentos, explicó. "Es necesario aportar cada día un 40% de carbohidratos y un 30% de proteínas".

El agua en abundancia es otro de los básicos en una dieta sana. Asegura Rosa Ana González que el primer síntoma de sed es la sensación de hambre. "El agua es el componente principal del cuerpo, elimina los desechos y lleva los nutrientes a las células. Una bebida alcohólica refresca, pero no hidrata". El caso, concluye, es que si queremos vivir más habrá que hacerlo en buenas condiciones. "Para eso no existen milagros, la nutrición equilibrada debe ser algo constante". Alimentarse es una cosa y nutrirse bien es lo que logra un peso ideal. "No es cierto eso de que somos lo que comemos, somos los nutrientes que nuestro cuerpo absorbe. La calidad de vida que tengamos a los 80 años dependerá de las decisiones que tomemos ahora". El ejercicio moderado es otro pilar de un cuerpo saludable. "No se trata de correr maratones, con veinte minutos de actividad diaria es suficiente. Si a ello unimos una correcta hidratación y descanso, el resultado será óptimo", afirmó.