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Cocina en casa | AMPARO BOLAÑOS GARCÍA

"Siempre disfruté con mi trabajo, del que no tengo más que buenos recuerdos"

"Cuando tenía 5 años ya me subía a una banqueta en la cocina para ver cómo mi madre hacía aquellos tortos de fariña tan ricos"

"Siempre disfruté con mi trabajo, del que no tengo más que buenos recuerdos"

Amparo Bolaños García tiene, en su casa de Llampaxuga, en Oviedo, su pequeño reino, un rincón en el mundo, su "merendero" en la casa en la que vive y al que pusieron de nombre "El Sarao", donde disfruta cocinando para los suyos y "para todos los que vengan, que aquí todo el mundo es bienvenido. Me encanta cocinar y compartirlo" afirma ella con una amplia sonrisa en este rincón de su casa que es una auténtica gozada, tanto en decoración, como en amplitud y detalles donde los recuerdos fotográficos cobran especial importancia.

Dinámica y activa como ella sola el año pasado se jubiló como limpiadora y sus compañeros y amigos en la delegación de Hacienda en Oviedo, en cuyas instalaciones trabajó tantos años limpiando, le rindieron un merecido y cálido homenaje de cuyo momento queda un entrañable libro en el que le dedican muchos buenos deseos como, por ejemplo, Nieves, que le escribe lo siguiente: "Eres una persona maravillosa, que has dejado una gran huella y nos vas a dejar un gran vacío. Disfruta de cada momento ¡relájate y vive", un abrazo muy grande".

Y en ello está. Sobre todo cocinando. Una de sus grandes pasiones. "Ya cuando tenía cinco años me subía al taburete de la cocina a aprender lo que hacía mi madre, aún recuerdo los tortos de fariña tan ricos que preparaba. Mi madre era de Tineo", afirma, y añade "toda la vida me gustó cocinar, cocinar y limpiar. Me encantan ambas cosas y de hecho siempre disfruté con mi trabajo, del que sólo tengo buenos recuerdos. Cuando era muy joven, y cuando saqué los estudios primarios, ya quería trabajar y empecé muy joven. Estuve primero cosiendo en dos sastrerías e incluso trabajé en una librería, pero yo quería dedicarme profesionalmente a la limpieza, y lo conseguí". A los 18 años se casó con José María Álvarez Fernández, que ya se conocían de niños, y fueron padres de Bruno y Sebastián. Su marido es su principal valedor a la hora de elogiar la cocina de Amparo de quien afirma que "no hay arroz con leche como el que hace mi mujer. Sólo me gusta el de ella", afirma éste quien, además, añade que, como buena cocinera, tienen sobrada fama su fabada, las manos de cerdo, las empanadas, la tarta de queso y los callos, además de los mejillones en salsa, con los que se sale.

Enamorada de Oviedo, ciudad en la que nació, concretamente en San Lázaro, afirma que entre las cosas que más le gustan es " ir a la iglesia de San Juan, donde me casé, y sentarme allí un rato sola y en silencio, relajada, además de ir a comprar al Fontán en día de mercado o dar un paseín por la plaza". En Llampaxuga, sin embargo, está su refugio "El Sarao" donde pasa buena parte del tiempo cocinando para los suyos; sus hijos, sus nueras, sus cuatro nietas y los amigos.

Ella, que derrocha simpatía, dice que su arroz con leche "está muy rico, es distinto aunque parezca igual. También es verdad que está hecho con cariño y, cuando cocinas con amor, sin duda que todo sabe mejor". Y tiene razón.

Elaboración

En una pota se pone una taza de agua a calentar y se añade una 1/2 cucharadita de café, de sal. Luego se incorporan los palos de canela y la corteza del limón y el arroz, removiendo hasta que empiece a hervir.

Cuando veamos que el arroz y empieza a abrirse se va añadiendo, poco a poco, la leche y se sigue removiendo y controlándolo de vez en cuando hasta que llegue un momento que tiene un aspecto cremoso.

A renglón seguido se incorporan los 200 gramos de la mantequilla. Cuando esta se haya deshecho completamente en el arroz con leche, entonces se incorpora el anís. El azúcar hay que añadirlo en el último momento para evitar que se pegue. A partir de este momento yo lo dejo cocer entre dos horas y media y tres, revolviendo cada poco, teniendo el fuego a dos, como mucho.

Una vez que el arroz con leche está en su punto se retira del fuego y se echa en una fuente u otro recipiente y, sobre su superficie, se echa de nuevo azúcar. Con el quemador caliente se pone sobre el azúcar para ir requemándolo hasta dejarlo caramelizado por encima.

Si desea participar en esta sección con su receta llame al 985279700 y póngase en contacto con la redactora o bien escriba a aparedes@epi.es. Hoy:

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