Pocas veces un Pleno de 27 minutos en el Ayuntamiento de Oviedo dio para tanto: espantada del PP por las acusaciones del tripartito de corrupción, anuncio de acudir a los tribunales para exigir un turno de palabra rechazado al portavoz conservador, Agustín Iglesias Caunedo, y dardos contra el Alcalde por "trabajar para Podemos". Y eso que sobre el papel, el del orden del día de la sesión plenaria celebrada ayer, tal y como dejó claro uno de los ediles que intervinieron, era "soso". Lo más destacado, hacer oficial la renuncia de la concejala del PP Elisa Fernández -ayer ya no estuvo en el salón de plenos- a su acta.

El resto, cuestiones de trámite y de relleno: que si aprobación de la sesión anterior, que si una modificación de un crédito del presupuesto, que si el adiós de Elisa Fernández. Vamos, que a los insignes munícipes más aficionados al fútbol les iba a dar tiempo a ver la preprevia, la previa y los anuncios del primer partido de la eliminatoria de la Champions League entre el Real Madrid y el Atlético.

Pero llegó la hora de debatir las mociones de urgencia presentadas por los grupos municipales. Ayer le correspondió llevar el peso en estas cuestiones al PP. A Cristina Fernández le tocó defender la urgencia de una moción para que el Ayuntamiento instara al Principado a que calificara la Semana Santa ovetense como fiesta de interés turístico "para dar la difusión máxima" al evento y "reconocer el trabajo de la cofradías y hermandades". Conociendo el buen "rollito" que el tripartito tiene con las cofradías ocurrió lo esperado: rechazada la urgencia de la moción, nada de debate y a otra cosa.

Ésta era otra moción de urgencia del PP -enviada desde Génova a todos los municipios- sobre la necesidad de que el Ayuntamiento instara a los grupos del Congreso a apoyar los Presupuestos Generales del Estado. Eduardo Rodríguez, edil del PP, tomó la palabra para exponer la postura de su grupo. En estos casos hay dos minutos de exposición para el proponente y otros dos para el gobierno. Por parte del tripartito habló Rubén Rosón (Somos), concejal de Economía. Y subió el pan. Que si la moción "es un ejemplo de las políticas del PP, para el que lo primero es defender los intereses privados del partido y luego los de más de 8.000 ayuntamientos". Que si, dirigiéndose directamente a Rodríguez, "es una pena que te toque a ti este papelón, es una vergüenza", que si "lo que es urgente es que dejéis de reíros de la gente", "que entreguéis las tarjetas blue y pidáis perdón" y que "saquéis al grupo municipal de lodo de la corrupción". Los palos dirigidos, sin citarlo, a Iglesias Caunedo hicieron levantar la mano al exalcalde solicitando la palabra por alusiones. El actual alcalde, Wenceslao López (PSOE), se negó y trató de seguir con el orden del día. "Iremos a los tribunales", anunció Caunedo, que acto seguido clamó a su tropa: "¡Nos vamos!".

La arrancada pilló por sorpresa a dos de los suyos -al propio Eduardo Rodríguez y a Fernando Fernández-Ladreda- a los que tuvo que advertir de la espantada. Tan rápida fue la salida que Rodríguez tuvo, más tarde, que pedir que le abrieran el salón de plenos para recoger unos documentos que se había dejado. A continuación, reunión en el grupo municipal. Cinco minutos para preparar la artillería y Caunedo salió a la puerta del edificio de los grupos para dar su versión sobre lo sucedido. Lo primero, acusar al tripartito de "actitud sectaria que está rompiendo fronteras en este Ayuntamiento" y advertir de que "no podemos consentir un atropello más".