En la segunda entrega de "La balada del Norte", la serie en la que el ilustrador asturiano Alfonso Zapico dibuja la Revolución del 34, aparecen escenarios ovetenses como el cuartel del Milán, la plaza del Ayuntamiento, Uría, la antigua cárcel y el Campoamor. El autor los recorrió ayer, acompañado por una decena de periodistas de todo el país invitados por su editorial, Astiberri, y descubrió las huellas que la revuelta minera dejó en la Catedral, que en su libro aparece como fondo del relato.

Para esa expedición contó con el deán, Benito Gallego, como guía. Él condujo al grupo desde el claustro hasta la cripta de Santa Leocadia y allí le mostró el lugar en el que, en su opinión, los revolucionarios colocaron las cargas de dinamita que hicieron volar por los aires la Cámara Santa. En la entrada al claustro señaló los impactos de balas de la Guardia Nacional.

Casi una hora estuvieron merodeando por la Catedral. Luego, en el exterior, continuó con ellos el historiador Javier Rodríguez. Con él se adentraron por el Tránsito de Santa Bárbara en medio de la tormenta.

El recorrido debía durar más de tres horas y estaba previsto que terminara en el estadio de fútbol Carlos Tartiere, donde Alfonso Zapico iba a hacer entrega al Real Oviedo de una lámina ilustrada de Lángara, histórico jugador del club, que aparece en "La balada del Norte".

Zapico dedicó la mañana a firmar ejemplares de su libro y hoy estará en las Cuencas, para completar su recorrido por los paisajes del 34.