La restauración del Arca Santa acabará en el juzgado tras la denuncia interpuesta por un orfebre de Valladolid contra funcionarios de la Consejería de Cultura, el deán de la Catedral y la empresa que la ejecuta. A los tres los acusa de haber plagiado el proyecto que en su día le encomendó el Principado y que fue aprobado por el Consejo de Patrimonio Cultural de Asturias. Benito Gallego, el deán, afirma que se trata de "una calumnia". De momento, la restauración del Arca sigue adelante, aunque los representantes legales del denunciante habían solicitado que se suspendiera cautelarmente.

José Luis Alonso Benito es un restaurador, experto en orfebrería, y al que la Consejería de Cultura del Principado encomendó la redacción de un proyecto de restauración del Arca Santa. El Consejo de Patrimonio Cultural lo aprobó en 2014 pero la reparación quedó en suspenso.

Un par de años después, cansado de esperar a que la Administración regional acometiese la restauración, el Cabildo la retomó, sufragándola con sus propios fondos. Pidió al Instituto de Patrimonio Cultural de España -un organismo dependiente del Ministerio de Cultura- que la supervisase y contrató a un taller para ejecutarla. Los trabajos comenzaron el pasado mes de marzo

José Luis Alonso Benito, que ha dirigido la recuperación de la arqueta de San Genadio en Astorga, fue invitado a participar en la ejecución de la restauración del Arca, según refirió el abogado Carlos Redondo, cuyo despacho se ha hecho cargo de defender su causa. Fue entonces, según sus explicaciones, cuando reparó en que el proyecto era el que él había firmado. No es la primera vez que esto le ocurre, según su representante legal, y esta vez decidió tomar cartas en el asunto y denunciar los hechos.

El gabinete de abogados de Valladolid que lleva la acusación sostiene que el trabajo de su cliente ha sido objeto de plagio y asegura que antes de poner la denuncia han "requerido explicaciones" a la Consejería de Cultura y al Cabildo y "nos han dado la callada por respuesta".Cohecho, prevaricación y malversación

La acusación sostiene que además de un delito contra la propiedad intelectual, la Administración del Principado podría haber incurrido en otros de cohecho, prevaricación y malversación de caudales públicos. Carlos Redondo hace reparar en que el proyecto de su representado estaba presupuestado en unos 36.000 euros, mientras que el que ahora se está ejecutando asciende a 56.000. Aludió también a la frecuencia con la que el Instituto de Patrimonio Cultural recurre al mismo taller.

La denuncia fue presentada en el juzgado decano y José Luis Alonso Benito ha sido citado a declarar el próximo 23 de mayo, en el juzgado nº 2 de Oviedo.

El deán de la Catedral, Benito Gallego, desmintió ayer las acusaciones de José Luis Alonso. "No hay ningún plagio. El que se ha completado es un proyecto distinto", dijo y explicó que, entre otra cosas, aquel proyecto no preveía desmontar el revestimiento de plata del Arca ni realizar determinadas pruebas para determinar su diagnóstico. Tampoco contemplaba el estudio de contextualización histórica que el Instituto de Patrimonio Cultural realizará una vez acabada la intervención sobre la pieza, agregó.

"No creo que un juez se atreva a decir que hay que parar la obra. Eso es lo único que me disgustaría, y y lo siento también por la restauradora", declaró ayer el deán. La restauradora a la que se refiere es Paz Navarro, del Instituto de Patrimonio Cultural, que dirige la actual intervención en el Arca Santa y firma el proyecto en ejecución.

El deán explicó que cuando la Consejería de Cultura se desentendió de la restauración -aunque en el proyecto actual aparece como colaboradora y ha designado al arqueólogo César García de Castro en su representación- el Cabildo decidió dirigirse al Instituto Nacional de Patrimonio para que supervisase la intervención. El Arca Santa es un pieza delicada, tanto por su valor material como por su carga histórica, cultural y religiosa.

Benito Gallego indicó que la elección del Taller Granda fue decisión del Cabildo y que para asegurarse de su fiabilidad se trasladó a Toledo, donde había trabajado con Paz Navarro en la custodia de la Catedral.