Los incívicos del espray han vuelto a actuar en el Antiguo. Los vecinos del casco viejo de la ciudad denuncian una nueva oleada de pintadas en establecimientos y viviendas del barrio, una zona de Oviedo ya de por si muy castigada por los grafitis ilegales. Los responsables de la asociación Oviedo Redondo aseguran que en esta ocasión los daños son "aun mayores", ya que ha aparecido una pintada en uno de los símbolos de la historia de la ciudad: la muralla medieval. El grafiti se encuentra situado en un trozo del muro que aún se conserva a la altura del número ocho de la calle Postigo Alto. "La situación demuestra la falta de respeto de estos infractores a cualquier propiedad, aun siendo, como en este caso, patrimonio cultural de especial protección", señala el colectivo vecinal a través de un comunicado.

La asociación Oviedo Redondo culpa además al Ayuntamiento y al Principado. "Lo ocurrido pone también de manifiesto la dejadez y el abandono total por parte de las instituciones, tanto locales como regionales", recoge el escrito del colectivo. Según los vecinos, "la situación en materia de limpieza en el casco antiguo es insostenible". Así, Oviedo Redondo le exige al Consistorio "una intervención inmediata sobre las pintadas de todo el barrio y que se pongan los medios para que esta situación de impunidad no se siga produciendo". Además, según la asociación vecinal, "es imprescindible una actuación integral para una ciudad que recibe miles de visitantes, que buscan el encanto de un barrio viejo, y para sus residentes, que ven como día a día su paisaje urbano se va deteriorando".

La denuncia de los vecinos del Antiguo llega justo un mes después de que el alcalde de la ciudad, el socialista Wenceslao López, anunciase que el Ayuntamiento va a destinar un millón de euros para limpiar y lavar la cara de la muralla medieval que se conserva principalmente a lo largo de la calle Paraíso. El propio López ya había señalado anteriormente, durante un acto con los vecinos del casco Antiguo, que su aspiración es recuperar el plan que el urbanista Francisco Pol tenía para la zona: peatonalizar la calle Paraíso y hacer un paseo en el que los restos de la muralla, junto a la Fábrica del Gas, fueran los protagonistas.

El Ayuntamiento también tiene previsto combatir la invasión de pintadas en el casco viejo implicando a los grafiteros en un plan específico para limpiar el barrio del que también formarán parte los vecinos y varios departamentos del Consistorio. Las intenciones del tripartito pasan por poner "muros y espacios públicos" a disposición de los grafiteros para regular "ese tipo de expresiones" y evitar la proliferación indiscriminada de pintadas.