En una de sus últimas visitas a Oviedo, la escultora madrileña Esperanza d'Ors recibió una muestra de cariño popular que, para ella, tiene un gran valor. Fue en un restaurante. Cuando la artista fue a pedir la cuenta, el camarero se negó: "Aquí, la autora de 'La Concordia' no paga", sentenció.

A Esperanza d'Ors le quedó grabado el gesto del camarero, como también el de un taxista de la ciudad que, al saber quién era, se lamentó de haber levantado la bandera. "Son gestos que me emocionan mucho, en el restaurante me caían hasta las lágrimas. Pero es que en el caso concreto de esa escultura, la gente ha hecho suya la obra", explica la artista.

La escultora ha regresado a Oviedo para presentar la exposición "Contenedores humanos", que se inauguró ayer en la sala Alfara.

Una muestra compuesta, en inicio, por quince grabados y una pieza escultórica, complementados con fotografías de Carlos, Cánovas, Carmen Ballvé, Chema Castelló y Eduardo Momeñe, y con versos de Daniel Faria y Juan Carlos Pajares.

La introducción de estas otras creaciones en el discurso expositivo responde a las inquietudes de la propia artista. Según explica D'Ors, la poesía tiene un componente evocador que le resulta inspirador en su obra. En cuanto a los fotógrafos, la escultora les invita a colaborar con la idea de que completen el tema que ella plantea, una reflexión sobre el drama de la migración.

"Creo que es el gran tema de nuestro tiempo, que además ha adquirido unas connotaciones realmente dramáticas. Es verdad que el hombre siempre ha perdido la vida por buscarse una salida, pero ahora tropieza contra los muros de la intransigencia, que son muros contra los que no puede luchar", reflexiona la artista, que vuelve a situar en el centro de sus composiciones la figura humana, en este caso grupos de figuras desnudas que encajan unas con otras, casi como si se ensamblasen.

Estos grabados nacen además de una frustración reconocida por la artista, ya que el elevado coste de convertirlos en escultura le impidió darles esa forma. "Mi idea era hacer cajones con todas las figuras dentro en volumen, pero esto era completamente imposible", explica.

Esa imposibilidad material de hacer toda una serie de esculturas la llevó a colaborar con el grabador Denis Long, con el que convirtió sus bocetos a grabado. "No quería que fuese algo únicamente gráfico, de línea, sino que quería hacer grabados de escultora. Hemos trabajado en ellos el volumen, para sacarlos para afuera y que no se perdiera de vista lo que podrían llegar a ser si fueran esculturas", sostiene.

La muestra, que se puede visitar en la sala Alfara hasta el 31 de julio, incluye además una pieza escultórica, una de las cuatro partes del conjunto "El mar de los Narcisos", y en una segunda fase de la muestra incorporará otras esculturas.