La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un paseo por las parroquias ovetenses/Latores (2)

La nueva realidad rural pide paso

La rehabilitación de casas de tipología asturiana contrasta con la pérdida del estilo de vida de la aldea, antaño centrado en la actividad agraria

La nueva realidad rural pide paso

Si decidimos llevar el ojeo hacia el norte, de nuevo el paisaje se empina con decisión, no olvidemos que en escaso recorrido ascendemos, a la par que el reguero de La Insierta, desde los 180 metros de altitud que tiene Llagú, hasta los 270 metros de Ayones.

¡Cuidado! Una imprescindible advertencia. Porque si la Creación ha sido generosa con Latores, por suerte aún se conservan notables robledales, castañedos, deliciosa vegetación de ribera y el arco iris que se refleja magnífico en la capa arbórea, también, cómo no, resaltan las horrendas cicatrices que producen las canteras; las cuales, por cierto, denotan escaso interés -tal vez ninguno- en restaurar el terreno que van devastando.

Como principales asignaturas pendientes a estas explotaciones, por su extrema visibilidad, hay que exigirles protección paisajística por medio de apantallamientos vegetales y, velando por la salud ambiental, la retirada de materiales pegados a la carretera y a las viviendas.

Por cierto, el concejo de Oviedo tiene el dudoso honor de soportar en su territorio un tercio de las canteras que existen en toda Asturias. Tremendo mal al que las autoridades debían de poner freno no otorgando ni una sola licencia más mientras no se restaure en profundidad (en jerga política: poner en valor) la superficie explotada, para así hacer digno el eslogan de "Paraíso Natural".

Comentar que, es un hecho innegable, al igual que en casi todos los alrededores de nuestra capital, que el estilo de vida ha cambiado. No sé si para bien o para mal, cuando ni tan siquiera se puede vaticinar si alguna vez retornará el vigor a las aldeas, a la agricultura de subsistencia con productos sobresalientes: verduras, hortalizas, frutas y ganadería familiar: ganado vacuno, caballar, de cerda, productos de la matanza; gallinas y huevos que sabían a gloria... Verlo desaparecer sí produce una gran tristeza.

Quizás me equivoque, pero pienso que pocos son los usuarios de la senda a Fuso que conozcan o hayan subido por la calzada que desde La Belonga (donde se encuentra la cuadra de ganado) se dirige al barrio de la Iglesia, pasando poco antes por las inmediaciones de las antiguas escuelas, hoy Centro Social de Latores. Un poco más adelante un desvío a mano derecha nos lleva a la fuente El Cura, de la que, en el Archivo Municipal, en 1911, figura un expediente de arreglo y que, recientemente, fue rehabilitada por un vecino. Por encima se encuentra la casa rectoral y la iglesia. No hace falta explicar que nos encontramos en el barrio de mismo nombre.

El templo de Santo Tomás Apóstol, aparece citado ya en el siglo X, con motivo de la donación de Santo Tomás de "Cellagum", que el rey Fruela II hace a la Iglesia de Oviedo. Con excelente criterio, al apreciar que Ayones, Llagú y Latores son los lugares más importantes de la parroquia, la iglesia actual, construida entre los siglos XVIII-XIX, se levantó en un emplazamiento equidistante de los tres puntos. Es similar a tantas y tantas de estilo rural que vemos repartidas por la geografía asturiana, un típico ejemplo de arquitectura popular.

En la obra Iglesias & capillas de Oviedo se puede leer: "El Archivo Diocesano guarda el libro de cuentas de la Cofradía de Nuestra Señora del Patrocinio, fundada en el año 1662 y donde generalmente se denomina "del Rosario". Ambas advocaciones tienen su origen en la Orden de Predicadores o Dominicos y el Patrocinio de María, hace referencia a los favores que de ella recibimos. De las procesiones mensuales que organizaba la cofradía, parando la imagen frente al cementerio para rezar un responso y de las demás tradiciones que en 1921 recopilaba el sacerdote Don Manuel Valcárcel, nada queda y han caído en el olvido. En 1890 se hace referencia a un Niño Jesús que sostenía la imagen primitiva, lo cual explicaría la extraña postura de la mano izquierda (posición heredada por las actuales figuras de Virgen) y que completaría la iconografía propia de la Virgen del Rosario.

Desafortunadamente nada sabemos de dicho Niño al igual que de las otras imágenes que poseía la parroquia en 1921: una Virgen del Carmen de vestir, un Santo Cristo, San Roque, San Pedro y San Juan Bautista, probablemente extraviadas durante la Guerra Civil, cuando la iglesia fue utilizada como cárcel por el Frente Popular. En el atrio, una placa fechada en septiembre de 1937 recuerda a las ocho víctimas ejecutadas en el lugar.

La iglesia sufrió serios daños durante la contienda que, al no ser subvencionados por el Estado, tuvieron que ser sufragados por la feligresía. Santo Tomás de Latores, pertenece, desde el fallecimiento en 2012 del sacerdote Don Secundino Gómez Álvarez, que fue su párroco desde 1972, a la parroquia del Santísimo Cristo de las Cadenas de Oviedo.

Compartir el artículo

stats