El autor de la pedrada que le abrió una brecha en la cabeza a un peatón cuando caminaba por Ciudad Naranco podría no salir impune. El concejal de Seguridad Ciudadana, el socialista Ricardo Fernández, aseguró ayer que la Policía Local tiene previsto revisar las dos cámaras de seguridad que están colocadas en la calle Fernández de Oviedo -concretamente en el entorno del ascensor que salva el desnivel existente entre los dos tramos de la vía- para tratar de identificar a la persona que lanzó la piedra y le provocó al hombre una herida a escasos centímetros del ojo derecho. "El caso ya está en manos de los responsables de la Policía y se van a revisar las grabaciones para tratar de dar con el culpable. Está muy claro que haremos lo posible para que nadie se vaya de rositas después de haber cometido un hecho tan grave como este", afirma el edil.

Los hechos tuvieron lugar el pasado jueves alrededor de las dos y media de la tarde. Un hombre de mediana edad iba caminando por la calle Montes del Sueve en dirección al colegio Santa María del Naranco, pero al llegar al cruce con Fernández de Oviedo, la zona en la que está instalado el ascensor, una piedra similar a los cantos rodados de los ríos -un "regodón", como describen los testigos-, apareció desde lo alto de la calle y le impactó en la frente a gran velocidad. Así, sin esperárselo. En ese momento varios vecinos del barrio se encontraban en la zona y acudieron con celeridad a socorrer al hombre, que sangraba abundantemente a consecuencia de la brecha y se encontraba mareado. También estaba confuso por lo inesperado de la situación. El herido acabó yendo por su propio pie hasta el centro de salud del barrio para ser atendido por los médicos.

El caso también está en mano de la Policía Nacional. Según explica Rubén Fernández, presidente de la asociación "Ciudad Naranco Existe", hubo un vecino, miembro de su colectivo, que vio como un adolescente "de unos quince años" arrojaba la piedra desde la parte de arriba de la calle. Iba acompañado por otra persona de una edad similar, según el testigo. El hombre llamó ayer a la Comisaría y le facilitó a los agentes la descripción de los dos adolescentes. "Uno era alto y delgado y el otro tenía el pelo rubio y llevaba gafas", explica Rubén Fernández tras haber hablado con el testigo.

A raíz de lo ocurrido, Rubén Fernández considera que Ciudad Naranco necesita más seguridad. "Estaría bien una Policía de proximidad, agentes que patrullasen caminando por la calle. Está claro que no se puede vigilar todo un barrio a todas horas, pero puntos como este (por el sitio en el que ocurrieron los hechos) son lugares en los que se reúnen jóvenes que ya han provocado algún otro altercado y bien se podría actuar para evitarlo", afirma.