"Fumarse un porro no es por sí mismo nada terapéutico". Con afirmaciones como esta trató ayer el catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, José Antonio Ramos, de desmentir algunos falsos mitos sobre la utilización de la marihuana con fines médicos. Un asunto que ayer fue llevado a las XLIV Jornadas nacionales de la asociación Socidrogalcohol celebradas en el Auditorio Príncipe Felipe en una de sus mesas redondas más demandas por los 600 profesionales de distintos ámbitos reunidos este fin de semana en la ciudad.

Ramos, que participó en dicha mesa junto a varios expertos sobre los efectos terapéuticos de los cannabinoides, abordó para LA NUEVA ESPAÑA varias de las falsas creencias sobre los usos de esta droga y el proceso para legalizar su uso. "La legalización no supone abrir la puerta al uso descontrolado, sino a la prescripción facultativa de los cannabinoides", sostiene el también director del Instituto de Investigación Neuroquímica que, en todo caso, llama a distinguir entre las dos corrientes defensoras de la legalización.

"En verdad que se reconozca legalmente sólo nos serviría para obtener más recursos económicos", sostiene el catedrático madrileño ya jubilado, que achaca a la falta de intereses económicos que no se potencie lo suficiente en España la investigación sobre las propiedades terapéuticas de varios componentes de la planta. "En países como Canadá o Estados Unidos en los que más avanzada está la legalización, hay interés en investigar porque genera dinero y hay lobbys a los que les interesa", explica.

Por otro lado, desmiente la falsa creencia de que el interés por investigar sobre la marihuana provenga únicamente de los consumidores. "En mi vida lo he probado y no creo que sea algo necesario", comenta un Ramos que asegura haber vivido alguna experiencia en sus ponencias en la que los alumnos le desacreditaban por no haber experimentado el consumo del cannabis.

"Un día uno me dijo que la marihuana sirve para ponerse contento y yo le respondí que para ponerme contento cantaba una jota", cuenta.

Según explica el investigador, la utilización del cannabis para distintos problemas como el dolor o las inflamaciones no suelen orientarse al consumo de la planta mediante combustión. "Se suelen utilizar aceites o inhalaciones, pero el hecho de fumar resulta ya de por sí directamente perjudicial para el aparato respiratorio", sostiene, al tiempo que también desaconseja fumar marihuana para dejar otras adicciones. "Se utilizó mucho tiempo como ansiolítico frente a otros vicios, pero se comprobó que sólo sustituye los efectos negativos de la dependencia por otros", señala.

El especialista va incluso más allá y considera que "fumar un porro nunca puede llegar a ser recomendable". A este respecto, advierte que aunque la adicción al cannabis "no es tan peligrosa como la heroína o la cocaína", puede ser muy perjudicial para ciertos sectores de la población. "Hay un 10% de población vulnerable a padecer depresión o problemas psicóticos, cardiacos y hepáticos si consume regularmente esta droga", concluye.