El niño de trece años que le abrió una brecha a un peatón de una pedrada mientras el hombre caminaba por Ciudad Naranco se ha presentado en la comisaría de la Policía Nacional de forma voluntaria. Lo ha hecho para que los agentes cuenten con todos sus datos y para estar totalmente localizable por si el afectado presenta una denuncia contra él, algo que por el momento no ha ocurrido.

El autor de la pedrada asegura que lo hizo "sin querer" y mantiene que se encuentra "totalmente arrepentido" de lo que hizo. Otro de los motivos que le llevó a acudir a comisaría es el de tratar de localizar al hombre al que lesionó, ya que quiere ponerse en contacto con él "para pedirle mil perdones" y explicarle como ocurrieron los hechos.

El menor afirma que no fue aposta, que se encontraba jugando "a puntería" con otros cuatro amigos y que se le fue la mano. Les dijo a sus padres que él y sus amigos suelen pasar por esa zona del barrio y que no era la primera vez que cogían piedras ornamentales de la zona, situada bajo el nuevo ascensor de Ciudad Naranco, para hacer diana con ellas en diferentes objetivos. Ese día, según la versión del menor, todos sus amigos habían participado en el juego, pero él tuvo "la mala suerte" de ser el que golpeó al hombre que pasaba por la calle en aquel momento. "Él asegura que quería meter la piedra en una papelera", explicaba ayer su madre.

Los hechos ocurrieron el jueves de la semana pasada, alrededor de las dos y media de la tarde, en la calle Fernández de Oviedo, concretamente en la zona en la que está instalado el ascensor para salvar el desnivel que existe entre los dos tramos de la vía. El herido subía por la calle Montes del Sueve en dirección a la entrada del colegio Santa María del Naranco. Cuando estaba a la altura en la que la calle se cruza con Fernández de Oviedo, una piedra similar a los cantos rodados de los ríos, un "regodón", como describen los testigos, apareció desde lo alto de la calle y le impactó en la frente.

Varios vecinos que pasaban en ese momento por la zona acudieron enseguida a socorrer al afectado, que en un primer momento se encontraba mareado y todavía confuso por lo inexplicable de la situación. Sangraba abundantemente y el hombre acabó yendo por su propio pie hasta el centro de salud del barrio para ser atendido de sus heridas. No obstante, a día de hoy, su identidad aún es una incógnita.

Algunos vecinos ya habían ido a la comisaría de la Policía Nacional a dar la descripción de los niños y la Policía Local tenía previsto revisar las cámaras para esclarecer lo ocurrido, pero ya no hará falta. Ahora el joven y su familia sólo quieren encontrar al hombre para presentarle las pertinentes disculpas.