El edificio de la Unidad de Tratamiento de Toxicomanía del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), radicada todavía en las viejas instalaciones del Cristo, se encuentra desde el lunes sujeto por cuatro puntales. Esa es la solución dada por parte de la consejería de Sanidad después de que una de las columnas que sustentan el porche cediese, amenazando con el derrumbe parcial del edificio.
Aunque ayer mismo se desplazaron hasta el lugar representantes de la compañía aseguradora del inmueble para cuantificar los daños y darle una solución, lo cierto es que los usuarios reconocen sentirse inseguros. "Lo raro es que no se nos venga encima, esto da pena verlo", señala un hombre que acude asiduamente a recibir tratamiento.
La fragilidad de la estructura es sólo una deficiencia más de las muchas que pueden apreciarse en la zona con un sólo vistazo. Las grietas son patentes por fachadas, aceras y escaleras, la suciedad es omnipresente y abundante y el mantenimiento de las zonas verdes es sólo posible tras hacerse mucho de rogar. "Vinieron la semana pasada porque ya había metro y medio de mata", sostiene un trabajador, cansado de escuchar las quejas justificadas de los pacientes.
A las demandas de los usuarios hay que sumar la de muchos peatones que utilizan esa zona para desplazarse, especialmente, hacia las diferentes facultades de la zona. "Hay un tráfico continuo de estudiantes y personas mayores que pasean por el entorno de la plaza de toros", indican los pacientes, que ante tal situación piden prioridad frente a otros proyectos pendientes como el de la adecuación del parque del Truébano en el antiguo helipuerto. "Aquí hay un servicio, pero parece olvidado", reivindican.
