La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Gente de Oviedo | REBECA DE SOIGNIE

"En mis años de estudiante, el campus era un poco hippie y muy divertido"

"Hacer Historia del Arte fue un signo de rebeldía; realmente sólo ejercí la carrera una vez, pero no la cambiaría por nada"

Rebeca de Soignie (Avilés, 1981), licenciada en Historia del Arte, secretaria de la Asociación Cultural Youropía, y coordinadora de Fábrica de Ideas, es uno de esos ejemplos de perfectos de ovetense de adopción, perfectamente aclimatada a la ciudad, que eligió como lugar de residencia tras haber realizado innumerables viajes.

Los viajes, una constante desd e la infancia. "Tengo 35 años, me crié en Avilés y pase allí buena parte de mi vida pero siempre con la vista puesta en otros horizontes. Tuve la suerte de que mi familia siempre me animó a viajar, y a familiarizarme con otros países. Aparte de los campamentos habituales, desde los 17 años he salido fuera durante los veranos y cursos académicos. Yo digo que gracias a todo eso estoy donde estoy ahora mismo".

Alumna de colegio Santo Ángel. "La etapa escolar la hice en el colegio Santo Ángel de Avilés y el bachiller en el Instituto Carreño Miranda. No conservo demasiadas amistades de aquellos años, quizá porque en cuanto terminaba el curso yo me marchaba fuera todo el verano. Cuando llegó la hora de elegir carrera opté por Historia del Arte en la Universidad de Oviedo. Entonces empecé a descubrir la ciudad en profundidad".

Enamorada del Milán y su entorno. "Toda mi vida en Oviedo estuvo y está relacionada con el Milán. Me parece una zona muy agradable. Cuando yo estudiaba la carrera había más ambiente estudiantil por las calles. Luego llegaron muchos inmigrantes atraídos por los buenos precios de los alquileres. En las áreas más antiguas del barrio hay muchos edificios de los años setenta y los ochenta que atraen a jóvenes que se independizan y a quienes no disponen de mucho dinero para destinar a alquiler. A mi me encanta moverme por estas calles, pasear, y sobre todo tener el privilegio de cruzar un parque para ir al trabajo".

Los maravillosos años universitarios. "Una de las cosas que recuerdo con más cariño de la época universitaria son las idas y venidas en autobús entre Avilés y Oviedo. La verdad es que hacer Historia del Arte fue todo un signo de rebeldía. En un principio quise matricularme en Filología Inglesa, pero a mis padre no les hacía mucha gracia. Así que tiré por la calle de en medio y me fui a una carrera súper especial que realmente apenas he llegado a ejercer pero que me ha dado una gran cultura y formación. Sólo una vez me contrataron como historiadora para catalogar una colección privada de arte. Aún así, no cambiaría mi carrera por ninguna otra. Me generó una gran sensibilidad y me ayudó a ver el mundo de otra manera. En aquellos años también hubo tiempo para la diversión. El desfase me llegó en segundo curso. Este campus era especial, con un ambiente un poco hippie y muy divertido y lo disfruté al máximo. Ahora las cosas han cambiado un poco. Cuando salía un rayo de sol salíamos a tomar el sol al prado".

Orígenes belgas aclimatados a Asturias. "Mi apellido materno, que llevó en primer lugar tras haber cambiado el orden, es belga, viene de un tatarabuelo lejano que era ingeniero y se vino en el siglo XIX para dirigir la Real Compañía de Minas de Arnao. Nunca nos preocupamos demasiado por aquella historia, sabíamos que teníamos orígenes belgas, sin más. Mi madre se ha dedicado a recopilar datos en los últimos años y ha descubierto cosas muy interesantes. Tal vez de ahí me viene a mi la vena viajera".

Tour por Europa. "En una de aquellas estancias de verano estuve en Alemania en un intercambio y allí conocí a una de mis mejores amigas. Luego nos fuimos a un campo de trabajo a Italia, en la zona del Vesubio. También recorrí Turquía; hice un año de Erasmus en Atenas (Grecia), trabajé un verano en Oxford, otros en Irlanda y Poitiers (Francia). Todo ello me hizo aprender bien inglés e italiano. Tengo una base de portugués y de francés".

El regreso a España y a Oviedo. "Cuando volví a España y terminé la carrera estaba un poco descolocada. Hice un doctorado y al año siguiente me fui de voluntaria europea a Italia. A la vuelta, en 2008, ya me mudé a Oviedo de forma definitiva. Mi pareja se venía también y era el momento de buscar un trabajo estable".

En contacto con la juventud y sus problemas. "Me gusta mucho trabajar en el ámbito de la juventud. Al principio me salían trabajos de traducción en italiano para el Principado y empecé a hacer cursos. Uno de ellos fue el director de Actividades de Ocio y Tiempo Libre. Entonces descubrí que me gustaba trabajar en ese inmenso campo de los proyectos internacionales. Me apeteció hacer algo por mi cuenta y en enero de 2009 fundamos Youropía, una asociación cultural que pretendía fomentar temas de movilidad entre la juventud asturiana. Con los años la actividad se fue extendiendo y ahora tenemos otras áreas relacionadas con la participación local, la oficina de movilidad financiada por la Comisión Europea, y asuntos de inmigración y discapacidad. Llegamos a tener varios empleados. Cuando estalló la crisis bajamos un poco el ritmo. Ahora tenemos tres contratados y dos personas que son autónomos. No paramos de hacer cosas".

Actividad solidaria. "Hoy haremos la jornada 'Nómadas' en el teatro Pumarín dedicada a personas que hayan viajado y a las que los viajes les hayan cambiado la vida. Tendremos un asesor de Naciones Unidas, de Siero y dos compañeros que han dado la vuelta al mundo. A medio día habrá un viaje culinario y varias actividades paralelas. En verano hacemos actividades de campamentos urbanos para niños, a fin de para que las familias puedan conciliar. Oviedo ha pegado un gran cambiazo solidario, con muchos movimientos sociales. Uno de los problemas es que la cultura está muy enfocada a los adultos".

Compartir el artículo

stats