"Carlos V no tuvo nunca una conciencia nacional, mientras que Lutero sí, ya que propugnaba los valores germánicos frente a la tradición latina". Ricardo García Cárcel, catedrático de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Barcelona, lo resaltó ayer en la conferencia que ofreció en el Club Prensa Asturiana sobre la relación entre el emperador Carlos V y el monje "rebelde" Martín Lutero, al que conoció en 1521 en la Dieta de Worms. El emperador, desoyendo la orden del Papa de apresar al religioso y aceptando el consejo de los príncipes alemanes, le recibió camino a su coronación. En la entrevista se dirimió no sólo la unidad religiosa del continente, sino también el baile de alianzas entre Roma y el Imperio. Ya habían pasado cuatro años desde que el nieto de los Reyes Católicos tomase tierra en Tazones, en 1517, el mismo año en el que Lutero clavó sus 95 tesis en la puerta de la iglesia del castillo de Württemberg y también el año en el que falleció el cardenal Cisneros. García Cárcel, que intervino en una acto organizado por Tribuna Ciudadana, y fue presentado por Josefina Velasco, bibliotecaria-archivera de la Junta General del Principado, alertó de la imposibilidad de entender el luteranismo sin comprender ese carácter sajón exacerbado frente a lo latino que denostaba el fraile reformador. En los años cuarenta del siglo XVI, ese protestantismo alumbrado por Lutero sufre una radicalización confesional, con el surgimiento del calvinismo en Suiza y el anglicanismo en Inglaterra. "En el mundo católico, el contrapunto a la Reforma es Ignacio de Loyola y la Compañía de Jesús, claramente alineados con el Papa", aseveró el conferenciante.

Como precedente a esas nuevas divisiones en el cristianismo, el historiador citó el saqueo de Roma y el divorcio de Enrique VIII, "hechos que rompieron la unión del erasmismo en la década de los treinta". El erasmismo, apoyado por Carlos V, propugna un compromiso entre el protestantismo y el papado, "se rompe por dentro y entra en ilegitimidad en los años 40". indicó García Cárcel.

Erasmo, al que García Cárcel calificó de "racista", tuvo gran predicamento en Europa hasta que las tensiones entre católicos y protestantes provocaron sospechas hacia las corrientes que apoyaban la reforma de la Iglesia. "La Inquisición, inicialmente no fue dura con el luteranismo porque no lo vio como un problema. Los primeros procesados fueron alemanes y franceses bohemios, perseguidos por xenofobia". La mesa estuvo moderada por María Luisa Alonso Bengoa, vicepresidenta de Tribuna Ciudadana.