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La actualidad de la bebida regional

Oviedo supera a Gijón en locales con el sello de calidad autonómico

El primer concejo sidrero en el que la botella pasó de 2,50 a 2,70 euros fue Gijón, donde la mayor parte de establecimientos aplicaron la subida de 20 céntimos en 2015 y sin que ahora estén previstas nuevas actualizaciones ni en el corto ni el medio plazo. El incremento en Nava se produjo a partir del otoño de 2016 y lo incorporaron de manera progresiva las diferentes sidrerías de la villa. Antes que Oviedo, fueron Siero y Villaviciosa los últimos territorios sidreros en sumarse a una subida que, en principio, no ha sido mal acogida por los clientes de los establecimientos.

La mayor parte de sidrerías de Avilés también venden ya la botella a 2,70 euros. No sucede así en las Cuencas, donde la subida aún no está muy generalizada.

Pese a este último incremento de 20 céntimos, y al hecho de que la bebida asturiana siga siendo considerablemente más barata que la vasca, aunque sea de superior calidad, la patronal Hostelería y Turismo en Asturias (Otea) se ha comprometido a que el mosto fermentado de la manzana "siga siendo una bebida popular tanto por el número de consumidores como por el coste", manteniendo el "enorme esfuerzo" que supone "asumir unos costes de estructura que han crecido enormemente", así como una "labor de contención de los precios para mantenerlos dentro de los niveles actuales".

Fuentes del sector afirman que la venta de una botella de sidra deja un beneficio bruto de 1,20 euros al hostelero, que, a cambio, tiene que garantizar seis servicios mínimos de escanciado, algo que no sucede con ningún otro producto y que hace que la bebida asturiana no esté en igualdad de condiciones con la cerveza o el vino, por citar a sus dos grandes competidores.

Si Oviedo ha sido donde más reticencias ha tenido que salvar la última subida de la bebida asturiana, la ciudad también destaca ahora en materia sidrera por tener la mayor cantidad de locales seleccionados con el nuevo sello autonómico "Sidrerías de Asturias. Calidad natural", equiparable a Casonas Asturianas o a Mesas de Asturias. En total, de los 21 distintivos que se reparten por la región, siete son ovetenses y seis están en el bulevar de Gascona, por los cinco que han conseguido la certificación en Gijón, donde se produce el mayor consumo y la mayor concentración de sidrerías de toda la región.

Daniel Álvarez, propietario de una de las sidrerías ovetenses con sello de calidad, se muestra "muy satisfecho" con una distinción autonómica que, según explica, da "prestigio" al local y "confianza" a los clientes.

El Gobierno del Principado otorga la distinción "Sidrerías de Asturias" a aquellos establecimientos de la región que cumplan una serie de parámetros, relacionados tanto con la calidad del servicio, la oferta gastronómica o la información al cliente sobre los atractivos turísticos y culturales ligados a la sidra y al llagar. Para empezar, los dueños de los locales están obligados a acreditar ante la Administración una experiencia mínima de cuatro años en el sector y que su establecimiento lleva al menos dos años inscrito en el registro como sidrería.

Además, las sidrerías con sello también deben disponer de personal para el escanciado manual, de acuerdo con los cánones tradicionales, y de una sidra acogida a la denominación de origen protegida, como mínimo, así como de una carta gastronómica basada en materias primas autóctonas de alta calidad. El 70 por ciento de sus platos tendrán una denominación en consonancia con la cultura asturiana y un mínimo del 50 por ciento de los productos empleados serían de la tierra.

Todas las sidrerías acogidas a la marca cuentan con una placa de identificación, obra del diseñador asturiano Paco Currás.

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