Al trabajador que aparece en la fotografía no se le escapa ni una sola mota de polvo, como si se oculta a más de quince metros de altura. Esta misma tarde, a eso de las cuatro y media, cada ovetense que pasaba por la calle Doctor Alfredo Martínez se quedaba mirando para él. Éste operario de la empresa de limpieza que da lustre a las ventanas del Centro Cívico manejaba con destreza un mástil "kilométrico", con un cepillo en el extremo superior, para dejar impecable la parte exterior de los cristales del último piso.

Más que un trabajador "parece un malabarista, la verdad es que hay que tener mucha destreza", comentó uno de los presentes. El artilugio utilizado por el hombre lleva una manguera aplicada que premite que el agua suba hasta el cepillo, que se mueve al ritmo que le marca el protagonista de la imagen. Lo dicho, todo un malabarista.