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La Bomba Del Fontán | Las Crónicas De Bradomín

Salvado por la campana

Tarsicio, el excéntrico científico que imprimía propaganda comunista en los sotanos de uno de los chalés de Adelantado de la Florida

Salvado por la campana

Había nacido en México. Hijo de exiliados de la guerra civil española. Siendo todavía niño quedó huérfano de padres, reclamado por un tío paterno, Tarsicio, llegó a España en 1956. Me lo presentó un conocido, una Semana Santa en el Cine Principado, en el intermedio de la película "2001 Odisea del espacio".

Decía haber estudiado Filosofía y Letras en Salamanca, y Químicas en Oviedo, no terminando ninguna; aún así, demostraba amplia cultura. Comenzamos a vernos con cierta frecuencia. Era unos años mayor que yo, por lo que me fue cogiendo una especie de fraternal afecto.

Vivía en la casa de su tío y padrino, en la calle Adelantado de la Florida, en una de las viviendas adosadas colindantes con la Cruz Roja. Una tarde de invierno me invito a su casa, tenía interés en enseñarme su lugar de trabajo. En un semisótano de la sombría vivienda había montado su estudio, un desordenado y mal ventilado espacio. Una mesa de trabajo con dos grandes tomos de ciencias naturales abiertos, máquina de escribir y una botella de whisky. A un lado un tablero de dibujo. Por el suelo cajas de folios y montones de revistas, periódicos y colillas. Había una puerta cerrada donde dijo tener un equipo de revelado de fotos: "supongo que sabes que los líquidos y el papel no admiten claridad" aclaró. "¿En que andas trabajando?", me interesé. "Verás, estoy preparando unas charlas didácticas sobre la vida de los peces. De su capacidad cognitiva". ¡Qué me dices!, exclamé con sorna. "Como lo oyes. Se trata de una demostración práctica basada en estudios científicos, con apoyo de hechos reales, de que poseen facultades para pensar, distinguir, recordar, etc.". Entre un fuerte acceso de risa logré preguntar: ¿Me estás vacilando? "De ningún modo. Toma llévate el guión, lo lees y después me das tu opinión".

Hacía más de una semana que tenía sobre la mesita de noche el insólito texto, cuando decidí echarle un vistazo. Titulo: ¿Qué piensan los peces?, por el divulgador Tarsus. Material didáctico: una pecera con dos carpas doradas; proyector y pantalla para diapositivas; caballete expositor para láminas. Introducción al tema: apuntes sobre la morfología de los peces. Extracto del Origen de las Especies de Darwin. Capacidades: memoria, percepción; hipnosis con ejemplo práctico (¿?); vejiga natatoria... Descrito con la elocuencia que tienen los latinoamericanos para convertir una frase en una espiral de interminable y embelesada verborrea hasta expresar un concepto. Así hasta completar tres folios. Estaba realmente apabullado.

No contestaba a mis llamadas telefónicas; peor aún, daba llamada y a la segunda un pitido y se cortaba. Extrañado decidí pasar por su casa. Al llegar a la altura de la vivienda, observé que había una nota pegada en la puerta. Al acercarme pude distinguir que se trataba de un precinto policial. Enfrente, en una ventana, un fisgón vigilaba. Hacía el me dirigí: "soy amigo del vecino", me miró con recelo antes de responder: "¿No está enterado? Hace tres noches vino la Policía a registrar la casa. Sacaron una multicopista, cajas y se llevaron detenidos a tío y sobrino". ¿Pero...?, dudé. "Una célula comunista de propaganda. No le puedo decir más", cerrando la ventana en mis narices. Aquel día, no sé por qué, no pude quitarme de la cabeza la bonita balada de Robin Gibb: "Saved by the bell".

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