José Franco Baizán (Moreda de Arriba, 18 de julio de 1933), canónigo decano de la Catedral de Oviedo, falleció en la tarde de ayer en Oviedo. El sacerdote y jurista llevaba varios meses convaleciente con problemas cardiacos. Tenía 83 años y llevaba más de cuarenta como canónigo.

Franco Baizán completó sus estudios sacerdotales entre el seminario de Valdediós y el de Oviedo, una formación que completaría con la carrera de Derecho. Tras entrar como canónigo en la Catedral de Oviedo, impartió clase de Religión en varios centros ovetenses como el Instituto Alfonso II, el Colegio San Isidoro, la Escuela de Maestría y también en la Escuela Normal, además de ser profesor no numerario de Derecho Romano en la Universidad de Oviedo. En 2013, el Franco Baizán ingresó como miembro correspondiente de la Academia Asturiana de Jurisprudencia.

La vocación religiosa le había llegado a José Franco en su Moreda natal. Allí, el sacerdote Demetrio Cabo fue quien el incluyó junto a otra serie de compañeros para acudir posteriormente al seminario.

José Franco Baizán se ordenó sacerdote el 6 de abril de 1957. Desde entonces, y antes de recalar en Oviedo, pasó por varios destinos en Asturias, como coadjutor en Figaredo o en Cenera.

Ya en la capital, José Franco compaginó su actividad docente, siempre muy activa, con diversas responsabilidades. Fue vicario de San Tirso, capellán de la Cruz Roja, de la Guardia Civil y también ejerció la dirección espiritual de la Adoración Nocturna.

Especial vinculación tuvo siempre con el club Centro Asturiano de Oviedo, al que estuvo ligado desde el año 1975 y donde fue capellón durante más de treinta años. De esa larga etapa destaca su presencia constante en las célebres marchas a Covadonga organizadas por el club.

En la Catedral, José Franco Baizán fue canónigo responsable de la tesorería y en la actualidad era el canónigo decano, el de más edad de la comunidad de religiosos.

La capilla ardiente está instalada en la casa sacerdotal diocesana y su cadáver será recibido mañana a las 12.00 horas en la Catedral. Acto seguido se procederá a su traslado al tanatorio Ciudad de Oviedo para su incineración. Sus cenizas reposarán en la básilica de San Juna el Real.