Oviedo dio ayer su último adiós a uno de los peluqueros de referencia del último medio siglo en la ciudad. Ulpiano Álvarez, natural de Aller, falleció el lunes a los 67 años después de luchar en los últimos meses contra un cáncer y tras una larga trayectoria entre tijeras y peines, carrera que comenzó a la vez que la de otro emblemático profesional del sector, Ramiro Fernández, también allerano.

Álvarez comenzó de aprendíz en 1967 en la peluquería que Ramiro Fernández había abierto en la plaza Juan XXII sólo un mes antes. Durante los siguientes seis años trabajarían codo con codo y a ellos se sumó posteriormente Marcelino González para conformar los que algunos denominan "la promoción allerana" de la peluquería ovetense.

Ramiro decidió en 1974 emprender camino en solitario con la apertura de un nuevo negocio, mientras que sus dos compañeros se mantuvieron en el local de Juan XXIII. Hasta la actualidad. Un largo periplo en el que han sido los peluqueros de cabecera de generaciones de ovetenses y también de algunos de sus paisanos alleranos.

Tal era su entrega a la profesión que Ulpiano se mantuvo muy implicado con el negocio mientras se lo permitieron sus facultades físicas. Ello unido a su manera de ser le permitió contar con una amplia bolsa de clientes fieles que, en muchos casos, eran unos incondicionales de sus cortes de pelo desde que diese sus primeros tijeretazos siendo apenas un chaval.

El fallecimiento de Ulpiano no supone su desaparición del día a día de la ciudad, pues el hecho de que la peluquería que regentó lleve su nombre hace más fácil para todos sus allegados mantener en la memoria a uno de los peluqeros que ayudó a poner Aller en el mapa.