Las instalaciones del viejo HUCA, prácticamente abandonadas desde el cierre del centro sanitario, se llenaron ayer de vida gracias a la magia de la televisión. El inicio del rodaje de varias escenas de la serie "La Zona", en la que se abordarán las consecuencias de un accidente nuclear en el norte de España, hicieron que las batas blancas, los enfermeros y algún que otro paciente volviesen a circular por un área de consultas externas que acogió algunos escenarios, en su mayoría interiores, que podrán verse en la pequeña pantalla a partir del próximo otoño.

La producción protagonizada por los actores Eduard Fernández y Emma Suárez inició a comienzos de mayo su periplo por la región, que de momento le ha llevado por escenarios tan variados como el Muro de Gijón, el pozo Candín de Langreo o las calles de Pravia.

Ayer tocó hacer parada en la capital para recrear varias escenas de hospital, sin que se conozcan más detalles de la trama. No obstante, el hecho de que el argumento gire en torno a un accidente nuclear similar al de Chernobil o Fukushima es caldo de cultivo para las especulaciones de que el viejo HUCA pueda convertirse en un sanatorio de víctimas de la radiación.

El equipo aprovechó la jornada de ayer para rodar algunas escenas en los edificios de consultas externas. La actividad continuará en los próximos días e incluso algunas fuentes próximas al rodaje aseguran que se aprovechará la jornada de mañana para rodar alguna escena nocturna sirviéndose del singular escenario que supone un centro hospitalario que actualmente se encuentra mayoritariamente sin uso.

Las maratonianas sesiones que se alargarán durante horas contará con la participación de buena parte de los alrededor de 2.000 extras que la productora de la serie contrató para participar en la grabación de las diferentes escenas que tendrán como escenarios diferentes poblaciones y enclaves conocidos de la región.

El comienzo del rodaje a primera hora de la tarde de ayer generó cierto revuelo entre los vecinos. Varios camiones dispuestos en los accesos del viejo equipamiento, el corte de varias calles y mucha gente con pinganillos custodiando el entorno del edificio despertaron el interés de paseantes que no sabían muy bien lo que estaba pasando. La respuesta, en pocos meses en sus pantallas.