Las trabas burocráticas están poniendo en peligro la culminación del tratamiento oftalmológico de una niña guineana de diez años en el Instituto Fernández-Vega. Eso denuncian el tapiego Germán Muiña y el gallego Venancio Fernández, que responsabilizan a la embajada española en Malabo retrasar la asistencia médica a la pequeña Dolores Bocara, que este jueves debía pasar una revisión para determinar si su problema de visión requiere o no una intervención quirúrgica.

Venancio Fernández, que vive y trabaja entre Guinea y España, promovió hace ya un par de años una campaña para recaudar fondos con los que costear la operación de estrabismo que requería la pequeña Dolores Bocara. Fernández lleva dos décadas trabajando para una petrolera en el país africano. Además, colabora en causas solidarias, entre ellas la que permitió que la protagonista de esta historia fuera operada en 2015 con la ayuda de la Fundación Fernández-Vega.

Aquella intervención obligó a la pequeña a trasladarse a Asturias en dos ocasiones. Entonces no tuvo problemas a la hora de obtener el visado. La situación actual es muy distinta pues, según sus padrinos españoles, la embajada española en Malabo ha bloqueado los papeles de la chiquilla. "Es una injusticia", se lamenta Venancio Fernández, que es el tutor legal de la niña en España.

Venancio Fernández comenta que tienen esperanzas en resolver la situación. Cuenta que el abogado de la Fundación Fernández-Vega ya se ha puesto en contacto con el Ministerio de Servicios Exteriores. La compañía Iberia, que costeará el billete de avión de la niña, y la Fundación ovetense, están dispuestas a retrasar el viaje y la consulta. "Se trata de una revisión muy importante porque es posible que tengan que operarla de nuevo en otro ojo para corregirle un pequeño desvío", declaran. Si fuera necesario y la intervención no se llevase a cabo, todo el esfuerzo anterior, las consultas y las operaciones previas, habría sido en vano, según explica.

Germán Muiña y Venancio Fernández sostienen que el funcionario que retiene el visado de la pequeña no les permite recurrir ni presentar alegaciones. "Es incomprensible, porque la documentación presentada es la misma que en las otras ocasiones que Dolores tuvo que viajar", afirman, refiriéndose a la negativa de concederle el permiso, y aseguran que han intentado "hacerle llegar al cónsul o al embajador nuestra preocupación", aunque hasta ahora no habían tenido éxito en ese empeño.

Sabedores de que el tiempo corre en su contra, han decidido difundir lo que está pasando por todos los medios a su alcance, con la esperanza de obtener apoyos que les ayuden a poner fin a las trabas burocráticas.

"Pedimos ayuda para que algún representante del Gobierno español interceda por esta causa justa", reclama Venancio Fernández. Él espera una respuesta solidaria similar a la que permitió que Dolores fuese operada en agosto de 2015 por los doctores Javier y Lucía Fernández-Vega. De momento, muchas personas han manifestado en las redes sociales su respaldo y solidaridad con la pequeña Dolores Bocara.

Fuentes de la Fundación Fernández-Vega consultadas por este periódico aseguraron que las trabas para la obtención del visado son un problema "ajeno" a la institución. No obstante, destacaron que entre sus objetivos están "el cuidado de la salud ocular" y "llegar a los colectivos más desfavorecidos".