Si por las malas no es efectivo, habrá que intentarlo por las buenas. Eso es lo que piensan los vecinos de un edificio situado en la calle Charles Darwin de Oviedo, que hartos de denunciar sin éxito los actos incívicos que sufren en su pequeño jardín han decidido darle voz a las flores, para ver si así le ablandan el corazón a los autores: "Por favor, no me corten", dice el cartel que han colgado en uno de los rosales.

Los vecinos, por temporadas, se despertaban casi a diario con algún tipo de daño en el jardín. Ahora, desde que han colgado el cartel, llevan tiempo sin sufrir los ataques de los gamberros.